Una nueva necesidad de conocimientos es constatada en el ámbito de las finanzas personales, la relativa a los relacionados con la longevidad. Se entiende por alfabetización sobre la longevidad (longevity literacy) (LL) una comprensión de cuánto tiempo tienden a vivir las personas una vez que alcanzan la edad de jubilación. Puesto que las pensiones públicas son vitalicias, al menos en España, la cuestión tiene relevancia, en principio, sólo para aquellas personas que cuentan con otros ingresos complementarios, o bien tienen algunas estrategias de acumulación de activos en la etapa del retiro laboral.
No obstante, se trata de un aspecto al que se viene
concediendo una creciente atención, singularmente en Estados Unidos. Según un
reciente estudio del TIAA Institute–Global Financial Literacy Excelence Center
(GFLEC)[1], existe
una falta de LL entre la gran mayoría de adultos estadounidenses. Sólo el 12%
de los adultos tienen una apreciable LL, esto es, demuestran un entendimiento
de cuánto tiempo, en promedio, viven las personas de 65 años, así como la
probabilidad de vivir hasta una avanzada edad, frente a la probabilidad de
fallecer relativamente pronto.
El cuestionario utilizado en el estudio plantea
una serie de preguntas, en algunos casos engañosamente fáciles, con objeto de
“valorar el entendimiento general de la esperanza de vida, como algo opuesto a cuánto
tiempo espera vivir una persona”.
Una de las preguntas, para evaluar el conocimiento
del concepto de “esperanza de vida”, es del siguiente tenor:
“Si la esperanza de vida entre las personas de 65
años es de 20 años, ¿cuál de las siguientes afirmaciones es correcta?: a)
Aproximadamente la mitad de las personas de 65 años vivirá más de 85 años; b)
La gran mayoría de las personas de 65 años no vivirá más de 85 años; c)
Aproximadamente la mitad de las personas de 65 años morirá con una edad entre
84 y 86 años”.
En el estudio se define la esperanza de vida de un
grupo poblacional como el número de años adicionales más allá del cual la mitad
de los miembros del grupo vivirá, mientras que la otra mitad no.
La anterior definición, que toma como referencia
la mediana, es algo diferente a la empleada por la OCDE, que define la
esperanza de vida a los 65 años como el número medio de años que una persona a
esa edad puede esperar vivir, suponiendo que los niveles de mortalidad
específicos de esa edad permanezcan constantes.
En el informe del TIAA Institute–GFLEC se señala
que las conclusiones obtenidas son importantes dados los desafíos a la
seguridad de la renta en la fase de jubilación que se afrontan en Estados Unidos.
Desafíos que se agudizan si se tiene en cuenta que muchos adultos carecen de
LL, además de una falta de cultura financiera. En consecuencia, se estima que las
iniciativas para mejorar la LL junto con la cultura financiera pueden promover
mejor la seguridad en la fase de retiro laboral.
Ahora bien, parece que tiene más sentido que ese
tipo de conocimientos ligados a la LL, más que conformar una disciplina específica,
se encajen dentro de los programas de educación financiera, que, por su
naturaleza, extiende su campo mucho más allá de las cuestiones estrictamente
del campo de las finanzas.
[1] Vid.: Paul J. Yakoboski, Annamaria
Lusardi, y Andrea Sticha, “An unrecognized barrier to retirement income
security: poor longevity literacy”, 2023.