26 de agosto de 2023

Lo que está mal en el mundo

 

Era Chesterton un pensador profundo e ingenioso, pero no menos enrevesado. Raro es encontrar una frase suya, en muchos de sus ensayos, que no tenga más de una intención. Premeditadamente, confunde al lector y le hace caer en trampas interpretativas, cuando no lo deja sumido en la incertidumbre. “Lo que está mal en el mundo”, título de una colección de ensayos -enmendado, curiosamente, porque el originario, “Lo que está mal”, había dado lugar a muchos malentendidos-, nos deja, de entrada, con alguna que otra duda respecto a su verdadero alcance: “He llamado a este libro Lo que está mal en el mundo y el resultado del título puede [según él] entenderse fácil y claramente. Lo que está mal es que no nos preguntamos qué está bien”. Parafraseando al escritor británico, ¿qué nos deberíamos plantearnos en el plano individual: lo que está mal o lo que está bien?

Ya en el primer capítulo arremete contra ciertas pautas metodológicas seguidas en el campo de la sociología: ¿debe declararse la enfermedad antes de encontrar la cura, o primero encontrar la cura y luego declarar la enfermedad? E incide en la idea de que “la gran dificultad en nuestros problemas públicos es que algunos hombres [y algunas mujeres] pretenden imponer remedios que otros hombres [y otras mujeres] contemplarían como la peor de las enfermedades; ofrecen como estados de salud unas condiciones definitivas que otros [y otras] llamarían de buena gana estados de enfermedad”.

Sin embargo, a veces, alguien puede llegar a catalogar como situación de bienestar personal el padecimiento de una enfermedad en estado latente o incluso perceptible. “La cura del bienestar” muestra un repertorio de ejemplos escalofriantes.



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