26 de noviembre de 2022

Vivienda, préstamos y tipos de interés

 

Hasta hace poco, la aplicación de tipos de interés negativos para ingentes cantidades de deuda pública y privada era un rasgo bastante usual, en tanto que tipos fijos no muy superiores al 1% anual eran frecuentes en el mercado hipotecario. Al menos en lo concerniente al precio del dinero, situado en cotas negativas o ultrarreducidas, vivíamos en lo que algunos economistas tildaban como “país (de las maravillas) de Alicia”. La protagonista del cuento de Carroll, en un momento dado, despertó de su sueño y, con ella, involuntariamente, muchos jóvenes aspirantes a convertirse en propietarios de una vivienda. Ahora, inmisericordemente, se ven afectados por la cruda realidad de un mundo postcarrolliano. En algunos casos, por cuestión de solo unos días, han de afrontar un escenario mucho más adverso que trastoca sus cálculos, con el riesgo de desbaratar sus planes económicos.

Si hacemos un repaso de las variables que determinan el indicador del esfuerzo para la adquisición de una vivienda, comprobamos cómo todas han evolucionado recientemente de manera desfavorable para los potenciales adquirentes: el precio de la vivienda, la acuciante inflación que merma el poder adquisitivo de los salarios, con un impacto agudizado por la interacción de aquella con la progresividad del IRPF, una mayor dificultad para conseguir un porcentaje elevado de financiación hipotecaria respecto al precio de la vivienda y, por no extendernos más, el nivel de los tipos de interés.

En un artículo publicado en este mismo diario en abril de este año se recogía, en línea con lo concluido por distintos estudios internacionales, que el esfuerzo para la compra de una vivienda en España, aunque con matices, había disminuido entre los años 2008 y 2021. Esa tendencia forma ya parte de la historia, y ahora nos encontramos en una fase completamente diferente, de duración incierta.

El impacto de la nueva situación dependerá de cómo se combinen las referidas variables en cada caso concreto. A título ilustrativo, la cuota de un préstamo hipotecario de 150.000 euros a 30 años varía de la siguiente forma según el tipo de interés anual: tipo del 1%: 5.790 euros anuales (482 euros mensuales); 2%: 6.653 (554); 3%: 7.589 (632); 4%: 8.593 (716); 5%: 9.663 (805). Entre la primera y la última de estas opciones, el importe se multiplica por 1,7. Con un interés del 7% anual, nos situaríamos prácticamente en una cuota de 1.000 euros mensuales.

Respecto a una renta familiar neta de 30.000 euros anuales, el peso de la carga financiera del préstamo hipotecario referido evolucionaría así: 19%, 22%, 25%, 29%, y 32%. Y sin que haya que perder de vista que, para aportar la parte del precio de la vivienda no cubierta por el préstamo, y los gastos tributarios y de formalización, habría que disponer, en el ejemplo considerado, de algo más de 60.000 euros de ahorro, o bien incurrir en un gasto adicional por un préstamo personal complementario.

En este contexto, el dilema de concertar un préstamo a tipo de interés fijo o a tipo de interés variable se plantea ineludiblemente, en una elección en la que, como siempre, se contrapone la mayor o menor certeza de las cuotas hipotecarias con el importe inicial de éstas. Lo relevante es tomar conciencia de que un préstamo a tipo de interés variable implica que es el prestatario quien asume el riesgo de interés. Como en otros casos, hay distintas actitudes hacia el riesgo. Unas personas tienen aversión, y otras, propensión. Un préstamo a tipo fijo elimina el citado riesgo. Es como contratar un seguro. También depende del precio a pagar (diferencia con el tipo variable inicial), de las expectativas de la evolución de los tipos y de las probabilidades de ocurrencia.

Finalmente, seguramente un economista vendría a recordar que, en presencia de inflación, es necesario diferenciar entre los componentes real e inflacionario de los tipos de interés. Con una tasa de inflación del 7% anual y un tipo de interés nominal del 5%, el tipo de interés real se sitúa en el -2%. Quizás sea preferible, dadas las circunstancias, dejar para otro momento esa exposición. Lo que es un hecho innegable es que, para un perceptor de rentas medias, el esfuerzo para la compra de una vivienda ha aumentado considerablemente en los últimos tiempos.

(Artículo publicado en el diario “Sur”)



24 de noviembre de 2022

La ‘Bidenomics’ y el sector público en Estados Unidos: ¿el fin del ‘laissez-faire’?

 

Si hacemos caso de manifestaciones bastante frecuentes, Estados Unidos es un país donde aún impera un sistema capitalista desaforado, con un sector público, si no inexistente, sí raquítico. Según tales interpretaciones, el “laissez-faire” decimonónico aún sigue vigente. El gráfico adjunto recoge la evolución del gasto público respecto al PIB en dicho país, a lo largo el período 1970-2021. Esta ratio oscila entre algo menos del 35% hasta más del 45% en la reciente crisis pandémica. Para valorar el alcance de la intervención del sector público es preciso recurrir a otros indicadores complementarios, como los relativos a la regulación pública. La OCDE ofrece una amplia batería al respecto.

Sin embargo, es ahora, según The Economist, cuando Estados Unidos se prepara para decir adiós al “laissez-faire” (“Bidenomics: Adieu, laissez-faire”, 29-10-2022). Tres piezas legislativas clave estarían detrás de la proclamada transformación: un programa para la construcción de infraestructuras cifrado en 1,2 billones de dólares, una ley para la promoción de una política industrial orientada a la modernización tecnológica, dotada con 280.000 millones de dólares, y un paquete de 390.000 millones de dólares para actuaciones relacionadas con el medio ambiente.

Según The Economist, con objeto de impulsar el sector manufacturero, socorrer a la clase media y, entre otros aspectos, lograr una economía más verde, “las leyes buscan una reingeniería del modelo de crecimiento norteamericano concediendo al Estado un papel crucial en guiar la inversión nacional y gestionar el comercio exterior”.

Pese a las abultadas cifras presupuestarias señaladas, en su conjunto (1,7 billones de dólares) quedan empequeñecidas, en términos anuales, en comparación con la enorme dimensión de la economía estadounidense, representando menos de un 1% del PIB. Sin embargo, esto no debe impedir apreciar el gran estímulo que conlleva como catalizadora de la inversión privada.

Y, en cualquier caso, “el hilo que va por toda la ‘Bidenomics’ es una creencia en que un Estado más intervencionista puede modelar los resultados económicos, dentro y fuera de la nación”.



20 de noviembre de 2022

La biblioteca de los errores financieros

 

Los libros han estado marcados por un halo de misterio a lo largo de la historia. En algunas novelas, ese carácter se sitúa en el centro de la trama. La oferta es extensa y variada, pero solo en ciertos casos se llega a cimas insuperables. “El nombre de la rosa” es uno de ellos. No siempre el éxito de ventas está correlacionado, en su origen, con el carácter comercial. La presencia de este tampoco tiene por qué socavar la intriga sobre los secretos escondidos en las páginas impresas. “El cementerio de los libros olvidados” marcó un hito que ha cautivado a millones de lectores en todo el mundo. En los últimos años han proliferado bibliotecas y clubes literarios de toda índole.

Algunas bibliotecas no pretenden acoger textos olvidados, rechazados o proscritos, sino reunir en un espacio valiosas piezas para el conocimiento, con objeto de que puedan tener un uso colectivo, aunque no simultáneo. Modestamente, el proyecto Edufinet ha empezado a dar sus primeros pasos en esa línea. El conocimiento del sistema financiero, a través de obras señeras y también de aportaciones ordinarias pero instructivas, es la motivación de ese nuevo canal.

Con mucho mayor alcance, pero con un foco más concentrado, en el año 2014 se puso en marcha en Edimburgo “The Library of Mistakes”: “The library was established in the wake of the 2008 financial crisis, to promote the study of the history of financial markets, and to ‘improve financial understanding one mistake at a time’” (Library of Mistakes — Independent Libraries Association).

“Si los políticos, los reguladores o los consejos de administración y los ejecutivos de los bancos y otras instituciones financieras de ambos lados del Atlántico que se vieron abatidos por la crisis de las hipotecas subprime de 20008 hubieran conocido las crisis bancarias pasadas, ¿habría sido diferente?”, pregunta Ray Perman en un artículo del diario Financial Times (“Inside the library of financial mistakes”) (4-11-2022). “Absolutamente sí”, contesta con total seguridad Russell Napier, fundador y gestor de la biblioteca de los errores financieros. Traslada, asimismo, su convencimiento de que, si conocemos los errores cometidos en el pasado, podemos evitarlos en el futuro.

Una de sus citas preferidas, proveniente de James Grant (R. Perman, op. cit.), es la siguiente: “El progreso es acumulativo en ciencias e ingeniería, pero cíclico en finanzas”.

La pertenencia a la biblioteca es gratuita, pero hace falta desplazarse a Edimburgo (33a Melville Street Lane) para acceder a la gran cantidad de fondos disponibles. Para muchos, Avenida de Andalucía, nº 23, de Málaga, queda bastante más cerca, aunque los fondos bibliográficos, no sean comparables.



19 de noviembre de 2022

Las reglas fiscales de la UEM: la senda para el ajuste de la deuda pública

 

Según el marco fiscal vigente en la Unión Económica y Monetaria (UEM), cuando la proporción entre la deuda pública y el PIB de un Estado rebase el valor de referencia del 60% previsto en el Pacto de Estabilidad y Crecimiento, dicho Estado la reducirá a un ritmo medio de una veinteava parte al año como referencia. El incumplimiento del criterio de deuda motivará que se inicie contra el infractor el procedimiento de déficit excesivo. Esa y otras reglas no han impedido que numerosos países hayan rebasado, sistemática o transitoriamente, ese umbral. A finales de 2021, 11 de los 18 países integrantes de la Eurozona estaban en esa situación, dentro de una horquilla que iba del 62% (Eslovaquia) al 194% (Grecia). Con un 118%, España se encontraba en la zona alta del ranking.

Aún en una fase de suspensión de las reglas fiscales, la Unión Europea ha puesto en marcha un proceso de revisión del marco de gobernanza económica. A principios de este mes de noviembre, la Comisión Europea ha publicado una Comunicación [COM(2022) 583] en la que se esbozan nuevos planteamientos. En el texto publicado se afirma (pág. 7) que “la referencia actual para la reducción de la deuda (la llamada regla 1/20) implica, en las actuales circunstancias de elevadas ratios de deuda post-COVID, un esfuerzo fiscal de carga anticipada demasiado exigente que amenaza con comprometer el crecimiento y que es procíclico”. Asimismo, se sostiene que “debe reconocerse que los Estados Miembros altamente endeudados no pueden acatar la referencia existente de reducción de la deuda del 1/20, ya que reducir las ratios de deuda a esta velocidad tendría un impacto muy negativo sobre el crecimiento y, de ahí, sobre la propia sostenibilidad de la deuda”.

A fin de ilustrar la magnitud del esfuerzo requerido en el caso de España, cabe señalar que la disminución de la ratio de la deuda hasta situarse en la cota del 60% del PIB podría lograrse en el siguiente escenario: mantenimiento de una tasa anual de crecimiento nominal del PIB del 3,5% (variación real más incremento de precios) y ninguna adición neta al saldo de la deuda pública de partida.



18 de noviembre de 2022

Nuevas lecciones de incidencia económica de los impuestos: el caso del IVA sobre los tampones en el Reino Unido

 

La incidencia económica de los impuestos suele estar ausente del debate político y social, pero la realidad económica se encarga de ofrecernos sucesivas enseñanzas prácticas. El Reino Unido, fiel a su larga e instructiva tradición de debate de las propuestas fiscales, es un país pródigo en la provisión de análisis teóricos y de estimaciones empíricas acerca del curso de la carga tributaria. Al igual que en España, también en el archipiélago se ha venido suscitando preocupación en relación con la tributación por el IVA de productos esenciales en la higiene femenina como son los tampones y compresas. En enero de 2021, fue suprimido el gravamen del 5% sobre tales productos.

¿Cuánto debería haber disminuido el precio tras la mencionada supresión? En un plano teórico, si un producto vale 10 euros, IVA incluido, y deja de aplicarse este impuesto (con un tipo del 5%), tendríamos que el precio sin impuesto sería de 9,52 euros, lo que representaría una disminución del precio inicial (con IVA) del 4,8%. Podría ocurrir, sin embargo, que los vendedores aprovecharan la ocasión para obtener un margen algo mayor, aunque situando el precio por debajo del precio anterior, ahora ya sin la carga impositiva, por ejemplo, en 9,75. En este caso, la rebaja para la persona adquirente sería del 2,5%.

La situación resultante va a depender de varios factores, pero, esencialmente, de la sensibilidad de la demanda y de la oferta al precio del producto. Según un reciente informe[1], las consumidoras no obtuvieron en la práctica todo el beneficio derivado de la supresión del IVA del 5% sobre las compresas y tampones. A lo sumo, los precios se redujeron en un 1%, mientras que el 80% restante del beneficio fue retenido por los minoristas.



[1] Tax Policy Associates, “How the abolition of the ‘tampon tax’ benefited retailers, not women. An analysis of pricing evidence in ONS data”, 8-11-2022.


13 de noviembre de 2022

Educación y pensamiento creativo

Si la OCDE es la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, una organización internacional cuya misión es “diseñar mejores políticas para una vida mejor”, no es de extrañar que la educación constituya una de sus líneas prioritarias y más relevantes de actuación. Desde hace años viene abanderando iniciativas para la mejora del sistema educativo y fomentando la generación de los métodos más avanzados para impulsar la calidad, la eficacia y la innovación en este campo estratégico.

En un informe de hace varios años afirmaba que, ante el proceso de digitalización de la sociedad, donde la inteligencia artificial o la robótica previsiblemente llevarán a una automatización en una parte sustancial de la economía, las habilidades que son menos fáciles de automatizar, como la creatividad y el pensamiento crítico, resultan más valoradas.

Según un estudio realizado entre graduados universitarios de una amplia muestra de países, los atributos que más diferencian a los “innovadores” de los “no innovadores” son la creatividad (capacidad de generar nuevas ideas y soluciones) y el pensamiento crítico (disposición a cuestionar ideas). Aparte del argumento económico, ambos contribuyen al bienestar de las personas y a unas sociedades más democráticas.

Recientemente, la OCDE ha lanzado un proyecto para la evaluación del pensamiento creativo en el marco del PISA, programa centrado en los estudiantes de 15 años (“Thinking outside the box. The PISA 2022 creative thinking assessment”, 2022). En opinión de Andreas Schleicher, responsable del área educativa de la OCDE, “en un mundo en el que las clases de cosas que son fáciles de enseñar y examinar han sido fáciles de digitalizar y automatizar, la capacidad de los individuos para imaginar, crear, y construir cosas de valor intrínseco positivo está siendo cada vez importante”. Asimismo, considera que “demasiado de lo que ocurre en las aulas de hoy está orientado hacia tener estudiantes que reproduzcan lo que han aprendido, en vez de extrapolar a partir de ello y aplicar su conocimiento creativamente a situaciones nuevas”.

A pesar de las arraigadas creencias en sentido contrario, la OCDE sostiene que cualquier persona tiene potencial para pensar creativamente. El pensamiento creativo es algo más que sugerir ideas inesperadas: se trata de una competencia tangible asentada en el conocimiento y en la práctica que apoya a los individuos (y grupos) para alcanzar mejores resultados, especialmente en entornos restringidos o desafiantes. Son varias las razones que avalan que los jóvenes desarrollen un pensamiento creativo en la escuela: i) ayuda a prepararlos para adaptarse a un mundo rápidamente cambiante que demanda trabajadores flexibles; ii) asiste a los estudiantes para descubrir y desarrollar su potencial; iii) refuerza el aprendizaje ayudándolos a interpretar experiencias e información en formas novedosas y personalmente significativas; iv) es importante en una gama de materias, desde las lenguas y el arte a las disciplinas (más) científicas (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas).

Se entiende por creatividad “la interacción entre aptitud, proceso y entorno, por la cual un individuo o grupo obtiene un producto perceptible que es tanto novedoso como útil dentro de un contexto social”. Cabe, no obstante, establecer una distinción entre la creatividad “con c grande” y la creatividad “con c pequeña”. La primera se refiere a rupturas intelectuales o tecnológicas, o a obras maestras artísticas o literarias”; la segunda, a acciones a escala menor, en el entorno cotidiano o laboral.

Aun cuando hasta hace no mucho se consideraba que la capacidad de pensamiento creativo de una persona era trasvasable de un campo temático a otro, hoy día se considera, por el contrario, que no se da fácilmente una transferibilidad entre distintos dominios.

Como apunta la OCDE, las escuelas pueden proporcionar el conocimiento, las habilidades y las actitudes que los estudiantes necesitan con vistas a forjar un pensamiento creativo. Las evaluaciones del PISA comenzarán a poner a prueba esa importante faceta entre los adolescentes, pero el pensamiento crítico y el pensamiento creativo deben ser componentes imprescindibles de toda acción formativa, de cualquier especialidad, y sea cual sea la edad del estudiante. Ante una necesidad fehaciente de tener una formación a lo largo de toda la vida, no hay nada que impida tratar de ser un pensador crítico y un pensador creativo también de por vida.

(Artículo publicado en el diario “Sur)




9 de noviembre de 2022

La anchura de los hombros: ¿un nuevo principio impositivo británico?

 

Las propuestas de medidas tributarias han tenido mucha importancia en el curso reciente de la política en el Reino Unido. Teniendo en cuenta la fecunda trayectoria de ese país en la conformación de la doctrina impositiva, la trascendencia de las cuestiones fiscales en el debate político y social, y la larga tradición de informes en materia de reforma fiscal, realmente, con semejante currículo, poco cabría esperar que pudiera añadirse como novedad. Basta con mencionar los ilustres apellidos de Pigou, Ramsey y Mirrlees para despejar cualquier duda al respecto.

Sin embargo, toda esa riqueza doctrinal no ha impedido que se registraran, a lo largo del tiempo, profundas controversias respecto a la plasmación de los esquemas tributarios en la realidad económica. Las propuestas de medidas fiscales no suelen resultar inocuas para quienes las propugnan. Quienes lo hacen no siempre son conscientes del alto riesgo que pueden afrontar. El espejismo del Mini Budget otoñal ha tenido efectos demoledores, y ha desatado una política impositiva totalmente contrapuesta. Ahora, desde el Tesoro se afirma que los nuevos responsables, aparte de estar de acuerdo en que “todo el mundo tendrá que contribuir más en los próximos años”, también comparten “the principle that those with the broadest shoulders should be asked to bear the greatest burden[1].

El “nuevo” principio impositivo, al margen de posibles connotaciones bíblicas, destila el sabor del archiconocido principio del sacrificio igual postulado en su día por J. S. Mill. Seguramente su progenitor tenía en su mente la intención de su postulado, pero eso no ha impedido que, en la práctica, ese mandamiento esté sujeto a diversas interpretaciones con posibles resultados divergentes para la distribución de la carga tributaria.



[1] Vid. G. Parker, M. MacDougall y D. Thomas, “UK chancellor Hunt considers tax hit on dividends”, Financial Times, 3-11-2022.

6 de noviembre de 2022

Escuela Austríaca de Economía, ¿o Escuela Española de Economía?

 

El retraso con el que los estudios universitarios de Economía lograron asentarse en España es sobradamente conocido. En el recinto de la Facultad de Económicas de Málaga, la memorable sentencia de Keynes con motivo de su visita a España nos lo recuerda de alguna manera. Pero en modo alguno eso significa que mucho antes de la consagración de los estudios universitarios el pensamiento económico hubiese estado huérfano de relevantes aportaciones hispanas. Especialmente gracias al “descubrimiento” de Marjorie Grice-Hutchinson, los maestros de la Escuela de Salamanca ocupan hoy un elevado pedestal en la configuración de las doctrinas económicas. Algunas de sus aportaciones siguen, cinco siglos después, causando admiración por su perspicacia, solidez y creatividad. En buena medida, la influyente Escuela Austríaca de Economía, surgida en las postrimerías del siglo XIX, bebe de sus fuentes. Tanto es así, según algunas interpretaciones, que el profesor Jesús Huerta de Soto, considerado un representante actual de dicha corriente, está “empeñado en rebautizar, para que no se conozca más con el nombre de escuela austríaca, sino que se conozca con el nombre de ‘Escuela Española’, porque es el verdadero nombre que le corresponde en atención a quienes son sus iniciadores”.

Así lo afirma en un ensayo en el que vierte jugosas manifestaciones y donde, por cierto, no sale demasiado bien parado el venerado Adam Smith[1].



[1] “El obispo Diego de Covarrubias, los escolásticos españoles y la Escuela Austriaca de Economía”, en León M. Gómez Rivas (coord.), “Don Diego de Covarrubias. Un defensor de la libertad política y económica en la Escuela de Salamanca”, Unión Editorial, Centro Diego de Covarrubias, 2022.


5 de noviembre de 2022

El problema de la enseñanza de la Economía: ¿atrapados en el tiempo?

 

“El hecho de que haya una amplia divergencia entre muchas de las conclusiones prácticas de la ciencia económica, tal y como se han establecido por sus exponentes profesionales, y el pensamiento del público en general, como se refleja en las discusiones actuales y en la legislación, es algo familiar para todo el mundo… La visión actual de las cuestiones en liza entre las partes contendientes es que los prominentes economistas del pasado… construyeron una ciencia abstracta que el pensamiento y la experiencia recientes han demostrado que es inaplicable al estado actual de la sociedad industrial.

Tales autores estaban tan ansiosos por hacer de sus conclusiones los únicos principios directores de la legislación económica, que ignoraron las dificultades derivadas de las complejas condiciones del organismo social que existe en la actualidad. Su sistema ha sido, sin embargo, enseñado y llevado a efecto con tal persistencia que el resultado es una rebelión que amenaza ahora con hacer zozobrar la estructura completa de la ciencia económica. Desde este punto de vista, la divergencia se da entre un sistema coherente pero un tanto anticuado, en su mayor parte perteneciente al pasado, y un cuerpo de nuevas ideas introducidas por una generación más joven de pensadores”.

Argumentaciones como la transcrita han sido y son moneda común en los últimos tiempos, dentro de una gran corriente de crítica y revisión de los postulados económicos. Podemos encontrar proposiciones similares en revistas académicas actuales.

La larga cita procede de un número del Quarterly Journal of Economics, pero se da la circunstancia de que no es de ayer, sino que acumula casi 130 años, desde que Simon Newcomb publicara, en el año 1893, su conocido artículo titulado “The Problem of Economic Education”. No puede decirse que Newcomb eligiera un tema llamado a quedar pronto desfasado.



4 de noviembre de 2022

¿Piedad para los montes de piedad?

 

En España todavía subsisten algunos montes de piedad. Fueron en su día, hace unos dos siglos, una avanzadilla contra la exclusión financiera y también embriones de las cajas de ahorros, que nacieron para combatir la usura. Existe hoy día una mayoritaria corriente de opinión que desecha la histórica denominación de aquellas entidades por considerarla inadecuada para los tiempos modernos. La etiqueta de monte de piedad se entiende desfasada en una época en la que adquieren un creciente protagonismo las bigtechs, las fintechs, las criptomonedas, las DeFi, los non-fungible tokens y otras formas de oferta de servicios financieros. Estas rivalizan en número y sofisticación con las múltiples innovaciones en fraudes, estafas y engaños cibernéticos.

Ya desde mediados del siglo XX se extendió la denominación de establecimientos de crédito prendario, que venía a describir de forma aséptica el campo de actuación crediticia, pero a costa de la pérdida de la primigenia connotación emocional y simbólica. No puede decirse que esa expresión de matiz técnico lograra una gran aceptación en el lenguaje popular, en el que seguía persistiendo la más tradicional.

Más adelante, cuando llegó el delicado y doloroso momento de la reconversión de las cajas, a partir del ejercicio indirecto de la actividad financiera, algunas de las entidades optaron por situar el monte dentro del ámbito del banco de nueva creación, como una línea crediticia más, en tanto que otras decidieron mantenerlo dentro del recinto de la caja de ahorros, años más tarde transformada en fundación.

En el año 1472 nació en Italia un monte de piedad singular, que luego daría lugar al que, todavía, sigue siendo el banco más antiguo del mundo. Tan prodigiosa longevidad, de 550 años, no le ha servido de escudo suficiente para protegerse ante inclemencias financieras de distinto tipo en un siglo veintiuno marcado, en sus primeras décadas, por agudas crisis. Tras una serie de ajustes y operaciones, Monte dei Paschi di Siena (MPS) no se ha recompuesto totalmente aún en su andadura, de perfiles inciertos. Uno asiste atónito y apesadumbrado a la marcha penitente de ese buque insignia de las finanzas, que ahora acude a una nueva ampliación de capital con asistencia estatal. El nuevo ministro de finanzas de Italia, Giancarlo Giorgetti, ha señalado que es intención del gobierno desprenderse de su posición accionarial en el ancestral banco, y también ha declarado que está convencido de que MPS acabará como un banco potente[1].

Ojalá se cumpla ese vaticinio. El simple nombre de MPS evoca la historia del sistema bancario, que, hace cinco siglos y medio, comenzó con un monte de piedad en Siena, “al fine di concedere il prestito alle ‘povare o miserabili o bisognose persone’ con un mínimo tasso d’interesse”.



[1] Vid. S. Sciorilli Borrelli, “Monte dei Paschi di Siena cash call 93% covered but shareholders shy away”, Financial Times, 3-11-2022.


2 de noviembre de 2022

Del amor a la alabanza y a ser loable

 

Ayer mismo alguien me preguntaba a qué dedicaría mi tiempo -ese don de duración incierta- a partir de la situación de jubilación. En ella llevo, de hecho, colocado algunos meses, según algunos observadores, pese a mis infructuosos intentos de rebatir su supuesta compatibilidad con el desempeño formal de actividades académicas. No es menos cierto, si hacemos caso de la afilada pluma del Profesor Molina Morales, cuando afirmaba que señeros miembros del claustro académico llevaban décadas en verdadero estado de “reserva inactiva”, que otras posiciones especiales pueden ser factibles en la práctica. Alguien puede interpretarlas como una panacea, aunque no por ello uno esté dispuesto a arrendarle las ganancias.

En cualquier caso, llegado el momento, si es que llega y hay facultades suficientes, la lectura o la relectura de obras significativas, de distintos estilos y épocas, podría ser una tarea para comenzar con mayor o menor determinación. Quién sabe. Algunas estarían necesariamente incluidas en la lista. De Adam Smith, “La teoría de los sentimientos morales” se disputaría el tiempo con “La riqueza de las naciones”. La sabiduría incluida en una y otra se antojan un caudal inacabable. Se abran por donde se abran, encontramos siempre en esos libros alguna idea que nos atrapa y nos lleva a la reflexión.

En uno de los capítulos del primero de ellos hallamos este sugerente título: “Del amor a la alabanza y a ser loable; y del pavor al reproche y a ser reprochable”. “El deseo de ser laudable no se deriva en absoluto exclusivamente del apego a la alabanza”, afirma Smith, que también nos recuerda que “la persona que nos aplaude por acciones que no realizamos o por motivaciones que nunca influyeron sobre nuestra conducta no nos aplaude a nosotros sino a algún otro”.

1 de noviembre de 2022

Bastiat y los servicios públicos

 

En la obra “Armonías económicas” de Frédéric Bastiat[1] se incluye un capítulo dedicado a los servicios privados y los servicios públicos. En él trata Bastiat de refutar una creencia que, en buena medida, ha llegado a nuestros días: “La palabra gratuito, aplicada a los servicios públicos, encierra el más grosero y el más pueril de los sofismas. Me admira que el público se deje engañar por esa palabra; porque nada hay que lo sea en el sentido absoluto. Los servicios públicos cuestan a todo el mundo, y porque todo el mundo paga por anticipado es por lo que no cuestan nada cuando se reciben. El que ya pagó su parte en la cotización general no acudirá a la industria privada a que le presta el servicio pagándolo”.

Mientras que la distinción entre el coste de producción de un servicio y la forma de puesta a disposición de la sociedad queda patente, no necesariamente ocurre lo mismo con las otras aseveraciones del pensador francés. La aplicación estricta del principio impositivo de la capacidad económica, que rompe cualquier vínculo entre la vertiente contributiva y la recepción efectiva de servicios públicos por los contribuyentes, asi como las posibles restricciones de acceso, de facto o de iure, a personas concretas no vienen sino a matizar algunas de las consideraciones expuestas en la referida obra[2].

Como no podía ser de otra manera a tenor de su posicionamiento filosófico, Bastiat se declara partidario de la aplicación de impuestos equivalentes a los servicios recibidos por los contribuyentes.


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