6 de noviembre de 2022

Escuela Austríaca de Economía, ¿o Escuela Española de Economía?

 

El retraso con el que los estudios universitarios de Economía lograron asentarse en España es sobradamente conocido. En el recinto de la Facultad de Económicas de Málaga, la memorable sentencia de Keynes con motivo de su visita a España nos lo recuerda de alguna manera. Pero en modo alguno eso significa que mucho antes de la consagración de los estudios universitarios el pensamiento económico hubiese estado huérfano de relevantes aportaciones hispanas. Especialmente gracias al “descubrimiento” de Marjorie Grice-Hutchinson, los maestros de la Escuela de Salamanca ocupan hoy un elevado pedestal en la configuración de las doctrinas económicas. Algunas de sus aportaciones siguen, cinco siglos después, causando admiración por su perspicacia, solidez y creatividad. En buena medida, la influyente Escuela Austríaca de Economía, surgida en las postrimerías del siglo XIX, bebe de sus fuentes. Tanto es así, según algunas interpretaciones, que el profesor Jesús Huerta de Soto, considerado un representante actual de dicha corriente, está “empeñado en rebautizar, para que no se conozca más con el nombre de escuela austríaca, sino que se conozca con el nombre de ‘Escuela Española’, porque es el verdadero nombre que le corresponde en atención a quienes son sus iniciadores”.

Así lo afirma en un ensayo en el que vierte jugosas manifestaciones y donde, por cierto, no sale demasiado bien parado el venerado Adam Smith[1].



[1] “El obispo Diego de Covarrubias, los escolásticos españoles y la Escuela Austriaca de Economía”, en León M. Gómez Rivas (coord.), “Don Diego de Covarrubias. Un defensor de la libertad política y económica en la Escuela de Salamanca”, Unión Editorial, Centro Diego de Covarrubias, 2022.


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