24 de noviembre de 2022

La ‘Bidenomics’ y el sector público en Estados Unidos: ¿el fin del ‘laissez-faire’?

 

Si hacemos caso de manifestaciones bastante frecuentes, Estados Unidos es un país donde aún impera un sistema capitalista desaforado, con un sector público, si no inexistente, sí raquítico. Según tales interpretaciones, el “laissez-faire” decimonónico aún sigue vigente. El gráfico adjunto recoge la evolución del gasto público respecto al PIB en dicho país, a lo largo el período 1970-2021. Esta ratio oscila entre algo menos del 35% hasta más del 45% en la reciente crisis pandémica. Para valorar el alcance de la intervención del sector público es preciso recurrir a otros indicadores complementarios, como los relativos a la regulación pública. La OCDE ofrece una amplia batería al respecto.

Sin embargo, es ahora, según The Economist, cuando Estados Unidos se prepara para decir adiós al “laissez-faire” (“Bidenomics: Adieu, laissez-faire”, 29-10-2022). Tres piezas legislativas clave estarían detrás de la proclamada transformación: un programa para la construcción de infraestructuras cifrado en 1,2 billones de dólares, una ley para la promoción de una política industrial orientada a la modernización tecnológica, dotada con 280.000 millones de dólares, y un paquete de 390.000 millones de dólares para actuaciones relacionadas con el medio ambiente.

Según The Economist, con objeto de impulsar el sector manufacturero, socorrer a la clase media y, entre otros aspectos, lograr una economía más verde, “las leyes buscan una reingeniería del modelo de crecimiento norteamericano concediendo al Estado un papel crucial en guiar la inversión nacional y gestionar el comercio exterior”.

Pese a las abultadas cifras presupuestarias señaladas, en su conjunto (1,7 billones de dólares) quedan empequeñecidas, en términos anuales, en comparación con la enorme dimensión de la economía estadounidense, representando menos de un 1% del PIB. Sin embargo, esto no debe impedir apreciar el gran estímulo que conlleva como catalizadora de la inversión privada.

Y, en cualquier caso, “el hilo que va por toda la ‘Bidenomics’ es una creencia en que un Estado más intervencionista puede modelar los resultados económicos, dentro y fuera de la nación”.



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