16 de agosto de 2023

El vicio de la locuacidad

 

Doy de nuevo las gracias a Stevenson, cuya identidad no he podido averiguar aún, por la valiosa referencia que me aportó para la resolución de un acertijo literario[1]. La antología de textos políticos de Benito Pérez Galdós es una joya de inestimable valor que, con una prosa franca y directa, nos sumerge en una época llena de jugosos episodios nacionales también en esa esfera. Aunque, a decir, verdad, algunos pasajes nos crean dudas acerca del verdadero momento histórico al que corresponden.

Impregnado de un espíritu pragmático, muestra Galdós su escepticismo, cuando no hastío, respecto a todo tipo de verborreas, incluso las que alcanzan los más altos cánones de la retórica, si no se traducen pronto en resultados tangibles en la vida de los pueblos. “Valdría más, mucho más, que nuestros hombres de Estado hablaran peor, con tal de que hablaran menos”, proclamaba abiertamente hace más de ciento treinta años. ¿En qué sentido se manifestaría hoy, después de atender los discursos parlamentarios más representativos?

Muchas son las perlas que nos dejó escritas. En una de ellas nos recuerda que “En nuestra vida política es fenómeno antiguo esto de las coaliciones parlamentarias para alcanzar el poder. La historia del sistema constitucional en España ofrece ejemplos deplorables de la facilidad con que se unen tres o cuatro caciques para derribar y suplantar al jefe”. Efectúa Galdós esta apostilla en el mismo texto en el que abomina de la locuacidad estéril, fechado el 27 de julio de 1889.



[1] https://neotiempovivo.blogspot.com/2021/06/lecciones-del-ayer-para-el-presente.html.

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