“Ustedes han
derribado hoy aquí la estatua de Milton Friedman”. Fueron las solemnes palabras
que, en junio de 2020, pronunciaba el entonces CEO de Danone, Emmanuel Faber,
después de que el 99% de los accionistas de la compañía acordasen adoptar el
nuevo estatus legal aprobado en Francia en 2019, el de una empresa con misión,
o empresa orientada a un propósito. Dicho estatus legal requiere que Danone no
sólo genere beneficio para sus accionistas, sino que lo haga de forma que declare
que beneficiará la salud de los clientes y el planeta[1].
La
interpretación de la RSC por Milton Friedman ha sido tratada en este espacio[2], así
como la nueva perspectiva del “stakeholderism”[3]. La visión
tradicional de “creación de valor para el accionista” ha quedado bastante
arrinconada en la práctica, aunque no totalmente erradicada.
La cuestión que
surge es si, efectivamente, “la estatua de Friedman” ha quedado completamente
derribada, en el sentido de que la adecuada consideración de las implicaciones
para los distintos grupos de interés es ya suficiente, siempre, lógicamente,
que se mantenga una cifra de resultados positivos.
La experiencia
de Danone aporta un ejemplo real como significativo caso de estudio. Así, ya a comienzos
de 2021, un fondo de inversión que había adquirido una participación en la
firma reclamaba el relevo del primer ejecutivo debido a que la evolución económica
no era satisfactoria desde su punto de vista. En concreto, destacaba que los rendimientos
de las acciones eran inferiores a los de sus principales rivales, Nestlé y
Unilever. Otros inversores se mostraban también escépticos respecto al énfasis
de Faber en el triángulo ASG[4].
Poco tiempo
después, el consejo de administración de Danone decidió sustituir a Faber como
presidente y CEO de la compañía[5]. Los
críticos con el enfoque de la empresa con misión se preguntaban que cuál era el
propósito del “propósito”, en tanto que algunos analistas señalaban que el
embrollo en el centro de decisiones de Danone “es un recordatorio de que las
distracciones respecto al fin nuclear de obtener beneficios pueden ser peligrosas”[6].
Frente a esta
interpretación, Faber esgrimía que su cese había tenido poco que ver con el
comportamiento económico de la empresa, y que había obedecido a que antiguos
dirigentes han querido recuperar su anterior influencia[7].
Es evidente
que Milton Friedman ha sido apeado, enérgicamente y sin contemplaciones, de su
pedestal, pero quizás desde su ahora menos privilegiada posición pueda seguir
proclamando: “Eppur… returns matter”.
Habría que
verificar, en todo caso, si es o no cierto lo que aseveran McCloskey y Mingardi
en el sentido de que “la mayoría de las personas que han expresado conmoción o satisfacción
con el artículo de Friedman [de 1970] realmente no lo han leído”[8].
[1]
Vid. L. Abboud, “Danone adopts new legal status to reflect social mission”,
Financial Times, 26 de junio de 2020.
[2]
Tiempo
Vivo : La perspectiva de Milton Friedman sobre la RSC, 50 años después
(neotiempovivo.blogspot.com)
[3]
Tiempo
Vivo : El auge del “stakeholderism”: ¿realidad efectiva o promesa ilusoria?
(neotiempovivo.blogspot.com)
[4]
Vid. L. Abboud, “Activist fund Bluebell Capital takes aim at Danone”, Financial
Times, 18 de enero de 2021.
[5]
Vid. L. Abboud, “Danone board ousts Emmanuel Faber as chief and chairman”,
Financial Times, 15 de marzo de 2021.
[6]
Vid.: Financial Times, The editorial board, “Danone: a case study in the
pitfalls of purpose”, 18 de marzo de 2021; S. Beer, “ESG must learn from tech
bubble – returns matter”, Financial Times, 17 de agosto de 2021.
[7]
Vid. L. Abboud y B. Nauman, “Former Danone chief says power struggle was behind his ousting”, Financial Times, 7 de mayo de 2021.
[8]
Vid. D. N. McCloskey y A. Mingardi,“The myth of the entrepreneurial state”, The
American Institute for Economic Research, 2020, pág. 133.