Con fecha 23 de
agosto de 2021, la Directora Gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI),
Kristalina Georgieva, anunciaba la entrada en vigor de la mayor asignación de
derechos especiales de giro (DEG) en la historia del FMI, por un montante de
USD 650.000 millones[1]. La
medida se concibe como un apoyo a la liquidez del sistema económico mundial en
el contexto actual de la pandemia del coronavirus. Dado que la distribución
entre países se realiza en proporción a sus cuotas relativas en el FMI, este
organismo alienta a que algunos países puedan ceder parte de su posición a
aquellos que estén en una situación más precaria. Esta idea ya fue planteada
hace años por George Soros[2].
Como describe el
propio FMI[3], “El DEG
es un activo de reserva internacional creado en 1969 por el FMI para
complementar las reservas oficiales de los países miembros[4]… El
valor del DEG se basa en una cesta de cinco monedas: el dólar de EE.UU., el
euro, el renminbi chino, el yen japonés, y la libra esterlina".
Asimismo, “El DEG
no es ni una moneda ni un crédito frente al FMI. Más bien representa un derecho
potencial frente a las monedas de libre uso de los países miembros del FMI. El
DEG se puede canjear por monedas de libre uso”.
Su finalidad
originaria era ser una alternativa al dólar, pero fracasó en ese empeño[5]. En el
año 2009 fueron utilizados con éxito (USD 250.000 millones), a propuesta del primer
ministro británico, Gordon Brown. Al posibilitar que las economías emergentes
pudiesen adquirir dólares vía el FMI, en lugar de en el mercado abierto, la
medida sirvió para aliviar la situación en el mercado de divisas y en otros
mercados[6].
Ante la crisis
pandémica, se han reactivado las propuestas de recurrir al uso de los DEG.[7] Los defensores
de su uso señalan que aportarían dinero a los países que más lo necesitan, sin
incurrir en deudas propias adicionales[8]. Y, de
cara a la efectividad de la acción, se incide en la cesión por parte de los
países de alta renta a los de baja renta[9]. Los DEG
tienen la ventaja, para los países receptores, de que son provistos sin la condicionalidad
normalmente aparejada a los préstamos del FMI, y no tienen que ser devueltos,
por lo que los gobiernos quedan libres para utilizarlos como deseen sin tener que
adoptar medidas compensatorias en sus finanzas públicas[10].
[1]
Vid. FMI, Comunicado de Prensa No. 21/248, 23 de agosto de 2021.
[2]
Vid. G. Davies, “The SDR is an idea whose time has come”, Financial Times, 19
de abril de 2020.
[3]
Vid. FMI, “Derechos especiales de giro (DEG)”, Ficha Técnica, 2 de agosto de
2021.
[4]
La idea originaria proviene de Keynes, quien, en la cumbre de Bretton Woods,
propuso el “bancor” como nueva moneda de reserva internacional. Los países con
superávit comercial registrarían saldos positivos, en tanto que los
deficitarios tendrían una cuenta con saldo negativo. Vid. R. Cooper, “How John
Maynard Keynes’ most radical idea could save the world”, The Week, 27 de mayo de
2016.
[5]
Vid. O. Mandeng, “Time to transform the world’s currency system”, Financial
Times, 23 de junio de 2015.
[6]
Vid. Davies, op. cit.
[7]
Vid. C. G. Collins y E. M. Truman, “IMF’s special drawing right to the rescue”,
Peterson Institute for International Economics, PIEE BR 20-1, abril.
[8]
Vid. J. Wheatley, “IMF prepares to bolster developing countries’ finances”,
Financial Times, 5 de abril de 2021.
[9]
Vid. M. Wolf, “A windfall for poor countries is within reach”, Financial Times,
1 de junio de 2021.
[10]
Vid. J. Wheatley y C. Smith, “IMF allocates $650 bn to boost pandemic-hit
economies”, Financial Times, 2 de agosto de 2021.