Es el Reino Unido un
país con una brillante tradición en la elaboración de informes relevantes sobre
distintas cuestiones en el ámbito económico, realizados a partir de la
constitución de grupos de trabajo liderados por destacadas figuras. La
publicación del documento “Delivering effective financial education” (House of
Commons, Education Committee, HC 265, 22-5-2024) viene a demostrar que los
informes realizados en el ámbito parlamentario pueden también estar dotados de
rigor, calidad y ser capaces de aportar una visión útil sobre parcelas
específicas, como es la de la educación financiera en el caso que ahora nos
ocupa.
El referido informe está
bien fundamentado, es riguroso, sistemático, conciso y concluyente. A nuestro
entender, constituye una fuente de gran utilidad para abordar el objetivo de
potenciar la cultura financiera entre los jóvenes, al que se concede cada vez
importancia. La justificación de ese posicionamiento es la primera tarea que se
aborda en el documento analizado, y se constata a través de diversos
testimonios que respaldan los efectos positivos que la educación financiera
puede tener sobre los niños y los jóvenes.
La educación financiera
forma parte del currículum nacional en Inglaterra desde el año 2014,
esencialmente dentro de la enseñanza de las matemáticas. El conocimiento y la
fluidez en matemáticas se consideran piedras angulares de la educación
financiera. A este respecto, el Oxford, Cambridge and RSA (OCR), entidad
certificadora, señala que “Hay una fuerte correlación entre el conocimiento
matemático básico y ser capaz de actuar de forma competente financieramente. Tanto
es así que se ha demostrado que la posesión de habilidades matemáticas
relevantes es un requisito previo para alcanzar la educación financiera”[1].
A pesar de la
incorporación al currículum escolar, se considera que “la provisión de
educación financiera dentro del currículum de matemáticas en el nivel de la
enseñanza primaria es limitado”, por lo que se aboga por expandirla. El informe
se hace eco de investigaciones que apuntan que “un predictor clave del
bienestar financiero en la etapa adulta es la edad a la que un niño comienza a
aprender sobre el dinero”. Además, se subraya que “hay evidencia creciente de
que los niños con menos de 11 años están siendo alcanzados por el marketing
online y pueden estar sujetos a presiones financieras”. Inequívocamente, se
pronuncian a favor de que la educación financiera efectiva comience pronto,
durante los años de la escuela primaria.
Tampoco es positivo el
balance de la experiencia respecto a la educación secundaria. La introducción
de un contenido de formación financiera más específico -basado en la resolución
de problemas conectados con la vida real[2]-
en el currículum de matemáticas puede mejorar la implicación y la motivación
con esta materia. Igualmente se estima necesario extender la formación apuntada
para el tramo de 16 a 18 años de edad, que en algunos casos marca la
incorporación al mercado de trabajo. Aparte de la inclusión de la perspectiva
financiera dentro de la enseñanza de las matemáticas, se propone establecer la
obligatoriedad de los elementos de economía y de finanzas en la educación PSHE
(“personal, social, health and economic”).
Por otro lado, en el
informe se recoge como corriente mayoritaria de los testimonios recabados la
defensa de un enfoque curricular transversal en el que la educación financiera
se imparta en diferentes asignaturas, siempre bajo una adecuada coordinación.
Posteriormente, se entra
en una cuestión importante como es la disponibilidad y el aprovechamiento de
los recursos didácticos. Algunas valiosas conclusiones se exponen en este
apartado: i) de entrada, la constatación de que hay tantos recursos donde
elegir que los profesores pueden sentirse abrumados; ii) la falta de un enfoque
pedagógico adecuado en muchos de los recursos disponibles; iii) la ausencia de
coordinación y de control de calidad de estos, lo que limita su uso por los
docentes.
Precisamente los
obstáculos para que estos adquieran un entrenamiento suficiente es otro de los
aspectos destacados, al igual que la insuficiente evaluación de la formación
impartida en relación con la cultura financiera. Los resultados de las pruebas
de PISA (OCDE) pueden proporcionar una evidencia concluyente con arreglo a
estándares internacionales, por lo que recomiendan la participación del Reino
Unido -hasta ahora al margen- en la específica sobre competencias financieras.
(Artículo publicado en EdufiAcademics -Edufinet-)
[1]
El enlace a este
y otros documentos se recoge en el texto del informe.
[2]
Por ejemplo,
presupuestación para los estudios universitarios, seguros de automóvil, y
financiación de estudios.