30 de julio de 2024

El deporte como negocio: los derechos de exclusión

 

La tecnología ha cambiado radicalmente la naturaleza del deporte para el espectador. Ha pasado de ser un servicio estrictamente territorial, locativo, a un servicio de carácter cuasiuniversal. En ambos casos, a pesar del rasgo de colectividad o de consumo conjunto, con la posibilidad de exclusión de aquellos espectadores no dispuestos a satisfacer un precio por el derecho de asistencia o de visualización. Mediante barreras físicas y filtros tecnológicos, respectivamente. Gracias a esa capacidad de expansión mundial, la demanda de deporte como espectáculo se ha disparado y, con ello, el negocio generado por la propiedad y la distribución de los derechos de emisión. Se estima que tales derechos podrían haber ascendido a unos $40.000 dólares a precios actuales en relación con los juegos olímpicos de 1948, mientras que se elevan a $3.300 millones los correspondientes a los de París 2024[1].

Las cifras alcanzadas globalmente por los derechos de emisión de eventos deportivos en el mundo son sustanciales. Según la consultora de marketing deportivo Two Circles, los ingresos llegaron a los $159.000 millones en 2023. Queda patente la hegemonía del fútbol, que acapara algo más de un tercio del total, seguido por el fútbol americano (12%), y el baloncesto (8%).



[1] Vid. The Economist, “The future of sport: the state of pay”, 27-7-2024.


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