Literalmente, “la jueguización
del mercado de acciones”. Sí, pero, más significativamente, podría traducirse
como lo siguiente: “si juegas con fuego, puedes acabar con un stock… de deuda”.
No es lo que quieren, desde
luego, los millones de jóvenes de la India que se han convertido en activos operadores
en el mercado de valores con la pretensión de hacerse ricos. Ciertamente, en los
casinos hay gente que puede obtener grandes sumas de dinero, pero otras muchas
pueden acabar en una situación de ruina total y, lo que es bastante peor, con
un desenlace trágico.
Como se expone en un artículo
reciente del Financial Times, estimulados por “influyentes influencers”
online, millones de jóvenes han acumulado grandes cantidades de acciones y
opciones, lo que ha atraído a inversores globales[1].
Uno de ellos, con más de 1 millón de seguidores, empezó invirtiendo $30.000 dólares
en 2007, y su riqueza actual asciende a $12 millones. En 15 años, una
rentabilidad acumulada del 39.900%. Para otros, sin embargo, las apuestas han
sido menos afortunadas. En noviembre de 2023, un joven de 26 años, analista de
software, se quitó la vida saltando desde una décima planta, en el edificio
donde trabajaba en Chenai. La policía descubrió que tenía una deuda de $12.000
contraída para sus operaciones de trading.
Las llamadas “zero-day options”,
derivados que expiran el mismo día en que se crean, han alcanzado un auge especial.
La naturaleza de casino emerge sin tapujos en este tipo de operaciones. Según
opiniones expertas, sólo un 1% de la masa enloquecida por el afán de lucro inmediato
logra hacer dinero en ese siniestro fangal. ¡El volumen de trading nocional de
opciones en el índice Nifty 50 ha llegado a promediar la cifra de 1,64 billones
de dólares por día, superando la del S&P 500!
Aunque sólo los analistas
registrados están autorizados para proveer recomendaciones financieras, los influencers
siguen influenciado esgrimiendo que simplemente se limitan a proveer servicios educativos.
Es posible que con los edufines, la moneda existente en Edufilandia,
no se haga nadie rico, pero tampoco nadie corre el riesgo de arruinarse. Dentro
de un programa de educación financiera es bueno hacer prácticas, pero no tanto
practicar la mera especulación sin ningún tipo de fundamento económico.