22 de julio de 2024

Un programa operativo de finanzas públicas

 

Un programa de ese porte, con más visos de materializarse, presumiblemente, si tiene un carácter postelectoral, se cimenta en una infalible tríada: culpabilizar (a los gobiernos anteriores, si son de otro signo político), apelar al endeudamiento público (o, lo que es lo mismo, trasladar la carga impositiva hacia el futuro), y gravar (introducir nuevas cargas fiscales, aumentar las ya existentes, o retirar beneficios fiscales). Se trata el anterior de un esquema que, según perspicaces analistas, se apresta a poner en práctica el nuevo gobierno británico, de signo laborista[1]. Antecedentes hay de que el primer componente de ese paquete de medidas se ha llevado a efectos cuando la transición ha sido desde el Labour Party a los tories. Los otros dos suelen ser más variables en función del color político del gobierno entrante.

Rachel Reeves, la nueva Chancellor of the Exchequer, ha marcado claramente el territorio, antes y después de la contienda electoral. En su opinión, su partido afronta “el peor conjunto de circunstancias desde la Segunda Guerra Mundial” (cabe suponer que se refiere desde su finalización). Por otro lado, mientras que tiene algo más fácil el recurso al endeudamiento, la elevación de la fiscalidad resulta una operación más complicada, después de haber hecho la promesa electoral de no elevar las cargas del impuesto sobre la renta, la seguridad social y el IVA. En cualquier caso, sí parece que solicitará más tiempo para revertir la deficiente herencia de los conservadores en materia de servicios públicos.



[1] Vid. C. Giles, “Labour’s moment to blame, borrow and tax”, Financial Times, 18-7-2024.


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