15 de julio de 2024

La verdad como bien colectivo: una taxonomía básica

 

No hace mucho, se abordaba aquí la consideración de la verdad como un bien colectivo. Como en otros supuestos, la aplicación de los criterios clasificatorios de los bienes y servicios puede aportar una perspectiva de interés.

La verdad se presta a ese enfoque, si bien con una serie de matices y singularidades. De entrada, ante un bien o servicio cualquiera, solemos poder tomar conciencia de lo que es o de lo que significa, especialmente si, como en el caso de los bienes, existe una materialidad tangible. Pero, ante una proposición, una idea, una información o una formulación, ¿cómo podemos tener la certeza de que se trata de una verdad?

Una de las acepciones de verdad contenidas en el Diccionario de la RAE es esta: “Juicio o proposición que no se puede negar racionalmente”. En el ámbito del conocimiento científico, tal vez podamos esperar -no siempre- al dictamen de la comunidad científica, pero no en la vida social. Casi todo lo que no sean principios y valores puede someterse a contraste, pero ¿quién está facultado para enjuiciar, con qué medios, durante cuánto tiempo…?

Admitiendo que hay una realidad objetiva, no interpretable, nos encontramos con que, en la práctica, aparecen cuatro posibilidades en función de la aplicación de dos criterios: el de la autenticidad y el de la percepción social. De las cuatro situaciones resultantes, sólo dos de ellas corresponden a bienes…

Una vez más, recordar la clarividencia de Jean-François Revel sirve como faro que alerta a quien camina por las tinieblas. Lo malo es que, muchas veces, no somos conscientes de que éstas han aparecido:

“Las sociedades abiertas son a la vez la causa y el efecto de la libertad de informar y de informarse. La democracia no puede vivir sin una cierta dosis de verdad… La información en la democracia es tan libre, tan sagrada, por haberse hecho cargo de la función de contrarrestar todo lo que oscurece el juicio de los ciudadanos, últimos decisores y jueces del interés general. Pero ¿qué sucede si es la información la que se la ingenia para oscurecer el juicio de los jueces?”.



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