Quien se haya visto en la
tesitura de tener que presentar un plan de actuación dentro de una gran
corporación, en una etapa de cambios, es posible que haya experimentado una
sensación de vértigo, ansiedad o desamparo. Ante ese tipo de situaciones,
contar con la luz orientadora y el manto protector de los consultores aporta
confort, tranquilidad y seguridad. Actúan como los paracaidistas que acuden en
auxilio de los directivos abrumados por la complejidad de la tarea encomendada.
Aportan conocimiento, experiencia y pericia navegadora en aguas revueltas.
Frente a ese perfil directivo,
que suele ser el más habitual, hay otro, caracterizado, no por una menor
preocupación, sino por un convencimiento -justificado o no- de la existencia de
capacidades internas para abordar el reto planteado. Entre entras dos
posiciones extremas, aparece un tercer perfil, que apela a la intervención de
los consultores, pero como piedra de toque, como elemento de contraste, de los
trabajos internos.
Los tres enfoques difieren en
cuanto a su alcance e implicaciones, entre ellas la de los costes
presupuestarios asociados. No suele cotizar a la baja el trabajo especializado,
ni son pocas las horas que consumen los encargos corporativos.
Bien debido a la necesidad de
economizar en costes, a la mayor confianza en las posibilidades de los equipos
propios, o por una mezcla de ambos factores, algunas compañías han comenzado a
reducir su recurso a la consultoría externa. Una de ellas es la división de
banca privada del Deutsche Bank, que ha decidido disminuir los gastos de
consultoría externa en un 70%, lo que, sin duda, es un porcentaje muy elevado,
que, en términos absolutos, representa, en este caso concreto, una suma de
dobles dígitos de millones de euros[1].
En línea con lo antes apuntado,
el presidente de la referida entidad ha declarado que “trabajar con consultores
externos puede verse como una salida fácil: si tienes un problema, llama a un
consultor, que lo arreglará por ti”. En su lugar, subraya que “necesitamos
generar nuestro conocimiento experto… para resolver por nosotros mismos
nuestros problemas recurrentes”. En todo caso, es altamente recomendable no
confundir un “consultor” con un “consultante”.
[1]
Vid. O. Storbeck, “Deutsche’s private bank cuts spending on external
consultants by 70%”, Financial Times, 20-6-2024.