26 de junio de 2024

La desmitificación de los niveles de capital de los bancos

 

“Si el capital juega un papel esencial en cualquier sociedad mercantil, aquél adquiere una importancia trascendental de cara a la estabilidad de una entidad bancaria. Al llevar a cabo una labor de intermediación financiera, cualquier indicio de posible incumplimiento de la restitución de los fondos captados tiende a activar un proceso de insostenibilidad que puede alcanzar consecuencias sistémicas. Por otro lado, dada la naturaleza de una entidad bancaria, el cumplimiento de los requisitos de solvencia es una condición necesaria pero no suficiente para su estabilidad, que debe asentarse, además, en el control de la liquidez y de otros riesgos financieros y no financieros”. Era ésta una de las conclusiones de un trabajo publicado en 2018[1].

Los acontecimientos de los últimos años en el sector bancario internacional han dejado claro que, efectivamente, disponer de unos adecuados niveles de solvencia, según la normativa aplicable, no es una condición suficiente para la estabilidad de una entidad bancaria. Como destacaba no hace mucho Simon Samuels[2], entidades como Silicon Valley Bank, Credit Suisse, Citigroup y Royal Bank of Scotland, además de haber entrado en una fase crítica que llevó a que tuvieran que ser rescatadas por sus competidores o por sus gobiernos, compartían un rasgo común: disponían de fuertes ratios de capital en el momento de la crisis, bastante por encima de lo que sus reguladores demandaban.

Tradicionalmente, ha existido una considerable controversia acerca del nivel adecuado del capital de los bancos. Según Samuels, ese debate ignora el aspecto clave de la regulación bancaria, que, en su opinión, no es hacer que los bancos tengan capital suficiente de manera que no puedan quebrar, sino “crear un sistema bancario que tenga el nivel apropiado de riesgo”. A este respecto, señala que “el capital es sólo un factor en la valoración del riesgo, y podría decirse que relativamente pequeño… la única cosa que su nivel de capital [de las entidades mencionadas] determinó fue la velocidad a la que se colapsaron”.

Así, ante un pobre historial de los niveles de capital como pronosticadores del fracaso bancario, plantea recurrir a medidas más innovadoras, como la ratio de capital “basada en el mercado” propuesta por Andy Haldane. En dicha ratio, el capital computable no sería el derivado de las cifras contables, sino del valor de mercado del banco[3].

Aparte de defender premiar la “diversidad” (componente femenino) en los comités de riesgo[4], concluye que la ratio de capital regulatoria “tiene un papel que jugar, pero aquellos comentaristas que proclaman que un capital cada vez mayor es una panacea están equivocados, mientras que los bancos que arguyen que están ya bastante seguros con su nivel actual de capital son necios”.



[1] “Los requerimientos óptimos de capital de los bancos: las cuestiones principales”, Serie Documentos de Trabajo, 10/2018, IAES, Universidad de Alcalá.

[2] Vid. “Capital levels are a poor predictor of bank failure”, Financial Times, 29-4-2024.

[3] https://edufiacademics.edufinet.com/wp-content/uploads/sites/3/2023/11/EyN_04_2023.pdf.

[4] Se hace eco de la opinión de un diputado británico laborista según el cual “Lehman Brothers” no hubiera caído si hubiera sido “Lehman Sisters”.


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