13 de mayo de 2021

El trilema de la política económica: más difícil todavía

 

Desde hace algún tiempo, el término “trilema” ha venido cobrando un considerable protagonismo en el ámbito del análisis económico-político. Especialmente desde que Dani Rodrik –uno de esos autores “touched by gods”- difundiera el conocido como “trilema político fundamental de la economía mundial”[1].

El Diccionario de la Lengua Española aún no ha acogido ese vocablo, que, pese a ello, sigue abriéndose camino. Son ahora los economistas del Fondo Monetario Internacional (FMI) quienes lanzan el “trilema del policymaker”, palabra esta última tan querida por los profesores de Política Económica. Los policymakers, los responsables de la política económica, se enfrentan ahora, en el África subsahariana, a un nuevo trilema evolucionado[2].

Mientras que, en la formulación de Rodrik y otras anteriores, el problema radicaba en que, ante tres objetivos deseables, nos veíamos obligados a elegir dos de ellos, teniendo ineludiblemente que renunciar al otro, ahora nos encontramos en una tesitura aun peor, en la exposición del FMI.

Los retos que afrontan los ministros de finanzas (¿sólo los del África subsahariana?) son los tres siguientes: i) cubrir mayores necesidades de gasto; ii) contener un pronunciado incremento en la deuda pública; y iii) movilizar más ingresos fiscales. Según los autores del estudio comentado, “un acto de equilibrio increíblemente difícil se necesita pues los esfuerzos para abordar un elemento inevitablemente actuarán a costa de los otros dos”.

Realmente el planteamiento induce a una cierta confusión. Tal y como se exponen los retos, no nos encontramos ante un trilema clásico, en la línea apuntadaEn cambio, sí nos vemos ante un trilema reforzado si los objetivos son los plasmados en el gráfico que se incluye en el estudio: i) aumentar el gasto; ii) reducir la deuda; y iii) disminuir las cargas fiscales. En este caso, si optamos por un objetivo, hemos de renunciar a los otros dos. Eso sí, dando por hecho un comportamiento antilafferiano. Es decir, una bajada de la tributación no va a generar un incremento de la oferta de factores, con la consiguiente ampliación de bases impositivas, que, aunque sometida a menores tipos de gravamen, llevara a un incremento de la recaudación.




[1] Vid. “Aprendiendo a vivir con ‘trilemas’”, diario Sur, 14 de septiembre de 2014.

[2] Vid. Abebe Selassie y Andrew Tiffin, “The policymaker’s trilemma”, IMF Blog, 12 de mayo de 2021.


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