Con este título, totalmente
contrapuesto al dicho habitual, Simon Kuper (Financial Times, 23-3-2024) lleva
a cabo un inquietante análisis acerca de las consecuencias que tiene el enorme
retroceso que la demanda de noticias genéricas está registrando en todo el
mundo. El declive de los periódicos tradicionales es el signo más evidente, sin
que el auge paralelo de la utilización de las redes sociales sirva de elemento
compensatorio. La búsqueda de noticias no es la motivación principal del acceso
a dichos medios sociales. El espectáculo y las denominadas celebrities
amplían una hegemonía que no para de crecer. Al mismo tiempo, la producción de
series (seriales) crece en progresión geométrica…
“Nos asombramos de los rusos,
desconectados e inmovilizados, mientras que su gobierno comete atrocidades”,
subraya como conclusión, a la que añade lo siguiente: “Eso podríamos ser muy
pronto nosotros”.
Algunas reflexiones se suscitan,
no obstante. Por ejemplo, ¿cómo habría que calificar una situación de “(some) news
(but bad, i.e., fake)”, como “good”, o como “bad” news?, ¿tiene V. Orban, como parece desprenderse, la
exclusiva “as a leader who finds easy to disemantle democracy”?, ¿acabarán las
series con la lectura de libros?...