14 de febrero de 2024

Se buscan “Marco Polos” educacionales

 

Las actividades relacionadas con la investigación, la política y la práctica educativas tienden a concebirse como mundos separados que apenas interaccionan. Cada uno de estos ámbitos corresponde, en principio, a investigadores, políticos y docentes, respectivamente. Aunque pueda existir una base argumental para mantener esa separación, por razones de especialización y competencias, la OCDE ha acumulado evidencias de que dicho enfoque de silos no es satisfactorio.

De ahí que se propugne el surgimiento de Marco Polos para ayudar a tender puentes a fin de superar las distancias que separan la investigación, la política y la práctica en el campo educativo[1]. En este sentido, “una mayor colaboración y comunicación entre estas comunidades tendría muchos beneficios. Los profesores pueden mejorar sus prácticas accediendo a los resultados de las investigaciones más recientes. Los investigadores pueden aprender sobre los desafíos que los profesores y los responsables políticos afrontan para obtener un mejor entendimiento de sus necesidades y ajustar sus proyectos. Los políticos pueden tener una mayor implicación con ambos grupos para diseñar y evaluar políticas eficaces y equitativas”.

Para avanzar en esa dirección es preciso introducir un esquema de incentivos apropiados. Las cualidades de Marco Polo son cruciales para lograr el propósito: habilidades individuales, combinadas con una capacidad para implicarse en la investigación dentro de las organizaciones, liderazgo, arrojo para explorar nuevos territorios, y generosidad para dejar constancia escrita de las rutas exploradas, que pueden ser inspiradoras para otros viajeros.

Si los incentivos son necesarios cuando hay separación de roles, llegan a ser de importancia extrema cuando en una misma persona confluyen la faceta docente y la investigadora. El problema no es que no haya incentivos adecuados, sino, más bien, (des)incentivos totalmente perturbadores que desatienden, y, lo que es peor, incluso penalizan, la actividad básica de la transmisión del conocimiento. Por no hablar de la tremenda pérdida asociada a innumerables experiencias formativas valiosas que, al no tener valor de mercado ni académico, quedan relegadas al olvido.





[1] Vid. Mouthaan y J. M. Torres, “How to be a Marco Polo of education research, policy and practice”, OECD Education and Skills Today, septiembre 2023.


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