Nos instruye Fray Luis de Granada
acerca del adecuado ritmo que requiere la edición de una obra. No se puede
andar con demasiadas prisas: “Nuestro libro, a Dios gracias, está ya impreso; y
ha tardado tanto, porque es mucha escritura… Y he estado pasándolo, para notar
algunos vicios que trae de la impresión, porque, cuando segunda vez se imprima,
salga más emendado…”. En la carta que, en 1583, dirigía al Padre Carlo Bascapé,
evidencia la importancia que concedía a la difusión de sus libros entre
lectores selectos, y a la traducción a lenguas de gran proyección. La apelación
a la reciprocidad en la ayuda era otro elemento que no faltaba en su misiva: “Y
lo que vuestra merced pide a mi pobreza, pido yo a su caridad, para que con
nuestras oraciones nos ayudemos unos a otros”.