Advierte Fray Luis de Granada
acerca del “demasiado apetito que algunos tienen de estudiar y de saber, so
color de aprovechar a otros… Y no es maravilla que una cosa tan loable pueda
venir a ser tan dañosa si no se toma con templanza, porque no es cosa nueva ser
dañoso el exceso de todas las cosas, aunque sean de suyo buenas y necesarias”.
Así da comienzo el sabio
humanista cristiano a su disertación sobre el deseo de estudiar y saber, que,
pese al desaliento que pueda causar entre quienes se ven impelidos por esa
fuerza imparable del ansia de saber, con el fin primordial de poder desplegar
una labor de apostolado docente, es en sí misma una irresistible invitación al
estudio y a la meditación.