13 de octubre de 2023

La cara oculta de los tipos de interés ultrarreducidos

 

Salvo por los más recalcitrantes ahorradores libres de todo endeudamiento presente o futuro, las rebajas de los tipos de interés suelen ser recibidas con alborozo. En una situación de atonía de la demanda y de relajación en los mercados, es una medida típica para tratar de activar los flujos económicos. La intensidad de las disminuciones llevó los tipos a niveles insólitos, cercanos al cero, o incluso a introducirlos en terreno negativo, a raíz de la desalentadora “coyuntura estructural” vivida en los países occidentales desarrollados con motivo de la gran crisis financiera internacional y sus derivaciones. Durante muchos años ha prevalecido este panorama en el que el dinero tenía un precio nulo, si no negativo. Un marco idóneo para endeudarse masivamente. La apuesta fue muy fuerte, aunque de dudosa eficacia, a tenor de la parquedad de las tasas de crecimiento económico, antes de que se desatara la pandemia del coronavirus.

La política de tipos de interés ultrarreducidos es francamente beneficiosa para quienes se endeudan, ya sean familias, empresas o administraciones públicas. Sin embargo, tiene una cara oculta aderezada de notables inconvenientes. Tanto es así que Sheila Bair, expresidenta de la US Federal Deposit Insurance Corporation y asesora senior del Center for Financial Stability, llega a proclamar abiertamente que “Higher rates for longer are a good thing”. Frase ésta que da título a un reciente artículo publicado en el diario Financial Times.

Tomando como referencia el caso estadounidense, señala que, a pesar de que la Reserva Federal mantuvo el dinero gratis durante casi 14 años, en aras de estimular la economía, ese periodo de “política de tipo de interés nulo” (Zirp, por sus siglas en inglés; Ptin o Ptic en español) estuvo caracterizado por un tímido crecimiento, mayores concentraciones en los mercados, baja productividad, y una enorme desigualdad de la riqueza. La política de tipos de interés de cuantía significativa -asevera- es necesaria y llevará, después de penosos ajustes, a una economía más justa, más productiva y resiliente.

La teoría en la que se basa la Zirp es que estimula el consumo y las inversiones en capital productivo haciendo que, para empresas y consumidores, sea más barato endeudarse. La teoría no se ha confirmado en la práctica, y según algunos estudios, unos mayores tipos de interés están asociados con un mayor crecimiento económico.

Según Bair, el dinero gratis puede socavar en la práctica el crecimiento haciendo que la economía sea menos eficiente. Si no cuesta nada endeudarse, el dinero fluirá a todo tipo de usos improductivos. Se da pie, por ejemplo, a inversiones en criptoactivos, o a adquisiciones empresariales por las grandes corporaciones, con el consiguiente aumento del dominio del mercado. Por otro lado, se acentúa la desigualdad, al propiciarse un aumento del precio de activos en manos de las personas más ricas. Admite que los tipos ultrabajos de los préstamos hipotecarios han generado muchos beneficios a familias endeudadas, pero ha habido perjuicios para los arrendatarios de viviendas, que han visto como se disparaban los costes del alquiler.

El dinero gratis contribuye a la inestabilidad financiera, al generar un riesgo de crisis cuando haya que atajar la inflación. Estimula unos niveles excesivos de endeudamiento, y fomenta la asunción de riesgos para tratar de conseguir alguna rentabilidad. Cuando suben los tipos, estallan las burbujas, y los deudores muy endeudados entran en situación de impago.

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