Una de las preguntas típicas para
medir el nivel de cultura financiera es del siguiente tenor, como se recoge en
el cuestionario empleado por el Eurobarómetro:
“Si suben los tipos de
interés, ¿qué les ocurrirá típicamente a los precios de los bonos?: a) Subirán;
b) Disminuirán; c) Permanecerán igual, pues no hay ninguna relación entre los
precios de los bonos y los tipos de interés; d) No sabe”.
Una persona que suscribiera
títulos de la deuda pública a 100 años emitidos en el año 2017 por el Estado
austríaco, y, con más motivo, quien comprara tales títulos en el mercado secundario
en 2020 o en 2021, podría contestar dicha pregunta con pleno conocimiento de
causa.
En el primer supuesto, si hubiese
tenido que venderlos en 2023, habría incurrido en pérdidas del orden del 40%;
de haberse tratado de un adquirente en 2020 o 2021, el deterioro habría llegado
a cerca del 75%. Sí que hay, pues, relación entre los precios de los bonos y
los tipos de interés.
Ya en un artículo anterior se
comentaban las singularidades que concurren en un bono a muy largo plazo[1].
Ahora, como se recoge en el gráfico, adjunto, tomado del diario Financial
Times, estamos ante un apocalipsis del bono alpino[2].
En cuestiones financieras, aunque a veces no se oigan, siempre están sonando
las trompetas del Apocalipsis.
[1]
Tiempo
Vivo : Bono público centenario: ¿una rareza austríaca?, ¿una inversión
temeraria? (neotiempovivo.blogspot.com).