16 de julio de 2023

Inteligencia artificial y educación

 

“La inflación y el impuesto sobre la renta están interrelacionados en la economía. La inflación, el aumento generalizado y sostenido del nivel de precios, erosiona el poder adquisitivo del dinero. Este fenómeno puede afectar la progresividad del impuesto sobre la renta, pues los tramos impositivos no suelen ajustarse automáticamente con la inflación. Cuando los salarios aumentan para compensar la inflación, los contribuyentes pueden pasar a tramos impositivos superiores, pagando más impuestos en términos reales, fenómeno conocido como "inflación fiscal". Por ello, es crucial que los gobiernos ajusten periódicamente los tramos impositivos para mantener su equidad”.

De haber omitido el entrecomillado, posiblemente, al leer este texto dentro de uno o dos años, podría creer que yo fuera el autor. No es así, lo es la aplicación ChatGPT, que lo ha generado instantáneamente después de recibir unas mínimas indicaciones sobre su objeto, la relación entre la inflación y el IRPF. Y, sin necesidad de esperar un año, la duda surge de manera inmediata: ¿Merece la pena dedicar un tiempo a elaborar un artículo de opinión, cuando está ya disponible una utilidad capaz de prepararlo sin dilación, sobre cualquier materia? Puede que hasta se entiendan mejor, lo que suele ocurrir, desde luego, cuando los contenidos son planos, o se quedan en la superficie de los aspectos tratados. Algo que, por cierto, le ocurre en alguna medida al párrafo transcrito, en el que, además, aparece un confuso nuevo concepto.

¿Tiene sentido encargar a los estudiantes una redacción, comentario o reseña sobre algún tema, teniendo en cuenta que pueden recurrir a un colaborador tan eficaz, sin que sea fácil dilucidar la autoría verdadera? Aunque la inteligencia artificial (IA) nos ha introducido en una nueva fase, no es menos cierto que, desde hace años, la era digital ofrece enormes posibilidades para la fabricación de textos de manera impostada, lo cual no es privativo de una época dominada por los avances tecnológicos. Al fin y al cabo, estos han venido a democratizar el acceso a los ghost writers, ya sean activos o pasivos. La autoría propia no es una cuestión sólo de medios, sino, ante todo, de ética.

No es la única faceta en la que la IA afecta al mundo de la educación. También el enfoque didáctico y la metodología pedagógica se ven impactados de lleno. Si la mera acumulación mecánica de conocimientos, orientada a su reproducción memorística, había quedado más que descartada como eje de la enseñanza, el nuevo contexto de abundancia y disponibilidad inmediata de información no viene sino a incidir en la necesidad de desechar esas prácticas desfasadas. En su lugar, la capacidad de discernimiento, valoración de datos, razonamiento, evaluación de alternativas, y búsqueda de soluciones ante distintas situaciones se erige en piedra angular.

Como recuerda Fukuyama, el surgimiento del lenguaje, como fuente de conocimiento no dependiente de la experiencia, y como habilitador de la abstracción y la teoría, es el factor crucial que permitió facultades cognitivas que son exclusivas de los seres humanos. A su vez, Harari sostiene que la democracia, que se basa en el lenguaje, puede resultar dañada, si la IA deteriora nuestra facultad para tener conversaciones significativas. Si el pensamiento crítico y el pensamiento creativo eran líneas de actuación recomendables, hoy son paradigmas inexcusables. Para protegernos de los riesgos de una extensión indiscriminada de proposiciones no contrastadas, y también para sacar provecho de las potencialidades que ofrecen las nuevas utilidades tecnológicas.

En suma, como ha subrayado Andreas Schleicher, alto responsable del área educativa de la OCDE, “en un mundo con inteligencia artificial, la misión de la educación ya no es simplemente enseñar a los estudiantes, sino también ayudarles a desarrollar una brújula fiable y los instrumentos requeridos para navegar con confianza a través de un mundo cada vez más complejo, volátil e incierto. La educación necesita pasar, de enseñar a reproducir, a quienes están en fase de aprendizaje, la sabiduría establecida de nuestros tiempos, a cuestionarla y extenderla”. La inteligencia artificial puede ser un instrumento muy valioso, pero todavía sigue siéndolo, mucho más, el de la inteligencia natural, cultivada con el estudio y el esfuerzo, como dique de contención de la tendencia al acomodamiento acrítico y banal.

(Artículo publicado en el diario “Sur”)

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