La integración informática es un
proceso crucial en toda operación de integración en el sector bancario. Si lo
es en cualquier sector, lo es mucho más para entidades cuya materia prima es la
información. Una información que tiene implicaciones patrimoniales. Suele ser
una tarea compleja que no se lleva a cabo a las primeras de cambio, ni de la
noche a la mañana. Requiere una ardua preparación y una estricta programación,
a fin de evitar que cualquier interrupción o, lo que es peor, pérdida de las
bases de datos origine un colapso de la operatoria. Es, pues, normal, que las integraciones
tecnológicas tengan lugar con un considerable retraso respecto a las integraciones
jurídicas. Dependiendo de la complejidad y de los tamaños relativos de las
entidades integradas, puede requerir meses o incluso años.
Se trata de una regla de la que
no escapan las entidades de ningún país, ni siquiera los más avanzados tecnológicamente.
Dicho lo anterior, no deja de ser llamativo el plazo de ejecución en el que ha
incurrido Deutsche Bank para materializar la integración informática de
Postbank, entidad que controla plenamente desde el año 2010.
Dicho plazo ha sido nada menos que
de 13 años, después de una serie de intentos fallidos[1].
Hay que reconocer que la magnitud de la migración de datos (más de 100.000
bases relativas a 12 millones de clientes) ha sido extraordinaria, pero también
el período empleado.
[1] Vid. O. Storbeck, “How Deutsche Bank’s
13-year attempt to kill off an IT system finally worked”, Financial Times, 24
de julio de 2023.