Muchos
de los artículos de Martin Wolf evocan connotaciones schumpeterianas, ya sea
por la fuerza o la majestuosidad de los mensajes que contienen, o por la visión
holística empleada, apoyada en un análisis prospectivo de largo alcance, de los
grandes problemas económicos. Teoría, historia y estadística, los tres ingredientes
que el economista austriaco requería para un economista, se dan cita en las
lúcidas contribuciones del editor económico jefe del Financial Times. Una metodología
económica que, intrínsecamente, va más allá de los modelos matemáticos.
Es
difícil permanecer impasible ante los títulos de los artículos de Wolf. Su
impacto es grande y persistente. Generan una fuerza atrayente a la que cuesta
trabajo ofrecer resistencia. ¿Quién puede sustraerse a la lectura de un texto
con esa firma que proclama un mensaje tan contundente como este?: “US-China
relations have entered a frightening new era”. ¿Quién puede no sentir inquietud
ante esa amenaza desvelada?: las relaciones Estados Unidos-China han entrado en
una nueva era aterradora, una era de confrontación estratégica. Para Wolf, “Esto
es especialmente así para aquellos de nosotros que deseamos que los ideales de
la libertad individual y la democracia prosperen, mientras se coopera con China
tanto en mantener la paz y la prosperidad como en proteger nuestro precioso
planeta. De alguna manera, hemos de cooperar y competir, evitando también un
conflicto militar”.
De
nuevo nos encontramos con la “coopetencia”. Vaya reto más tremendo conseguir
que prosperen la libertad individual y la democracia. Resulta descorazonador
que, a estas alturas de la historia, haya que competir por esas pautas, sin
que, por lo demás, nadie garantice que la competencia se lleve a cabo en un
terreno de juego equilibrado. ¿Cómo se garantiza la ecuanimidad para respetar
unas premisas cuando uno de los contendientes desecha por principio?
Ciertamente, el calificativo wolfiano no parece demasiado exagerado.