Estados Unidos es uno de los
países de la OCDE con menor presión fiscal, situada actualmente en torno al 27%
del PIB. Pese a este relativamente bajo valor de la presión fiscal directa, el
nivel de la presión fiscal indirecta (costes de cumplimiento tributario) no es
en absoluto despreciable. Scott Hodge (“The Tax Compliance Costs of IRS
Regulations”, Tax Foundation, agosto de 2022), califica de “bizantino” al
código tributario estadounidense, que “requiere de miles de millones de horas
de cumplimentación de montañas de declaraciones fiscales y de papeleo”.
Según las estimaciones
recogidas, los estadounidenses emplearon más de 6.500 millones de horas en esas
tareas en el año 2022, lo que equivale a 3,1 millones de trabajadores a tiempo
completo dedicados exclusivamente al papeleo, esto es, aproximadamente las
poblaciones conjuntas de Filadelfia y San Antonio, y 30 veces la plantilla de la
agencia tributaria norteamericana.