31 de diciembre de 2022

La Scroogenomics como especialidad estacional

 

No resulta demasiado extraño atribuir a la Scroogenomics un marcado carácter estacional. Al margen de la etiqueta que aporta el célebre personaje dickensiano, es en la época navideña donde, cada año, se concentran los intercambios de regalos. También cada año, en estas fechas, proliferan los análisis económicos sobre la pérdida de eficiencia ligada a esa arraigada costumbre. Ya en el año 1993, como recuerda The Economist[1], Joel Waldfogel identificó la “pérdida de peso muerto” debida a la diferencia entre el coste de los regalos navideños y la valoración efectuada por los destinatarios[2]. Según una estimación, el volumen de artículos no deseados por los receptores destruye un 12% del coste correspondiente, cifra que quizás no se antoja como demasiado elevada.

El recurso a las tarjetas-regalo otorga una libertad de elección, y evita la referida pérdida de eficiencia, pero a costa de sacrificar la personalización. También la fórmula del ticket-regalo, aun cuando su uso pueda implicar la confirmación de una inadecuada elección de origen.

El análisis económico aporta interesantes perspectivas sobre la eficiencia de la costumbre de los regalos, si bien se enfrenta a la dificultad de incorporar el factor psicológico, que puede tener una gran relevancia. Todo regalo tiene un componente material y un componente emotivo. Este último, imposible de cuantificar, puede ser muy superior al primero. No obstante, si se aplicara un enfoque radical del impuesto de Harberger, nos veríamos en un aprieto a la hora de marcar el valor de nuestras pertenencias personales[3]. Al menos como experimento social podría ser una vía ilustrativa.

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