3 de julio de 2022

Con algún género de dudas

 

El uso del denominado “lenguaje inclusivo” se va extendiendo de manera imparable. Como decíamos hace ya bastantes años, ha llegado el fin de la economía del lenguaje. Ya no resultan válidos en la práctica algunos usos gramaticales que antaño se tenían como representativos del conjunto de la población, como el mandato recogido en el artículo 31.1 de la Constitución española: “Todos contribuirán al sostenimiento de los gastos públicos…”.

Aunque nadie podía pretender que ese pronombre pudiera incorporar algún sesgo discriminatorio por sexo respecto a la obligación de contribuir a las cargas públicas, el panorama ha cambiado radicalmente y, ya desde hace algún tiempo, los textos normativos han emprendido una adaptación a marchas forzadas.

Así, por ejemplo, en la recién publicada Ley 12/2022, relativa a los planes de pensiones de empleo, se recoge que “… se han de establecer mecanismos e incentivos que hagan efectiva esta extensión con el fin de alcanzar la universalidad de estos planes de pensiones de empleo para todos los trabajadores y trabajadoras”.

De entrada, ante este estilo inclusivo, cabe albergar alguna duda sobre la corrección del uso extensivo de “todos”. La coherencia ha de imponerse, y es obligado preservarla en el uso de todas las expresiones duales. De no respetarla, podrían plantearse algunas dudas. Si, cuando una sola palabra podía entenderse como representativa del todo, el margen interpretativo tendía a ser nulo, la situación cambia notoriamente cuando se emplean diferenciaciones específicas. Así, ¿Qué procede entender, en el mismo texto antes referido, cuando, después de incidir en la distinción entre “trabajadores” y “trabajadoras”, aparece una alusión exclusivamente centrada en uno de los dos colectivos: “… para incorporar una deducción en la cuota íntegra del 10 por ciento por contribuciones empresariales a sistemas de previsión social empresarial imputadas a favor de los trabajadores”?

Aunque puedan descartarse por el mero uso del sentido común, es casi inevitable que, al menos en un plano formal, si no se aplica una “universalidad inclusiva” estricta, se susciten algunos géneros de duda, y no debería darse ninguno, por supuesto en el fondo, pero tampoco, ya, en la forma.

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