26 de abril de 2022

La extraña muerte de la salutación y el auge de la despedida conminatoria

 

Vi casualmente el artículo hace algún tiempo. El título era sugerente, pero quedó aparcado por diversas circunstancias. Hoy me he reencontrado con él, y he podido hojearlo. Pilita Clark, conocida columnista del Financial Times, considera que se ha producido la extraña muerte de la salutación en las comunicaciones más usuales[1].

Según ella, se ha implantado como costumbre que los remitentes de correos electrónicos prescindan de cualquier fórmula inicial de tratamiento o de cortesía, entrando directamente en materia sin ningún tipo de contemplaciones. A su entender, se trata de una pauta que puede ser admisible en las misivas entre colegas con una relación frecuente, pero no cuando hay un mayor distanciamiento.

Contrariamente a otras opiniones de sus colegas, entiende que la pérdida del saludo inicial no es imputable a factores generacionales, sino que existe transversalidad en la nueva práctica, que ella rechaza de manera contundente.

Pese a lo indicado por la articulista, personalmente he observado que, después de una etapa inicial en el uso del correo electrónico, tiende a prevalecer la pauta de utilizar algún tipo de saludo. Es más, habitualmente se suelen dar los buenos días, las buenas tardes, o las buenas noches, en función del momento horario del emisor, lo que tal vez puede prejuzgar el de la lectura y/o contestación. Mi experiencia reciente apunta en ese sentido.

No menos preocupante que la falta de salutación inicial es la tendencia bastante extendida a conminar la respuesta. Ahí sí que se observa un agudo deterioro de las formas tradicionales. La exigencia se ha convertido en moneda común. Puestos a elegir entre la omisión del saludo inicial y la despedida con requerimientos, no queda claro cuál de las dos opciones es más tolerable.




[1] “The strange death of salutation”, Financial Times, 30-3-2022.


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