La justicia es un principio -parte de la virtud,
según Aristóteles- que, en numerosas ocasiones, aparece adjetivado. La noción de
justicia social es una de las que ha adquirido un mayor relieve. A pesar de que
Thomas Sowell haya advertido de que “toda justicia es inherentemente social”[1], incluso
en un texto tan relevante e influyente como “Teoría de la justicia” de John Rawls
se selecciona como tema central: “Para nosotros, el objeto primario de análisis
es la estructura básica de la sociedad o, más exactamente, el modo en que las
instituciones sociales más importantes distribuyen los derechos y deberes fundamentales
y determinan la división de las ventajas provenientes de la cooperación social” [2]. Por su
parte, para Aristóteles, “lo justo será un término medio e igual en relación
con algo y con algunos”[3].
Pero las referencias a la justicia social aparecen
por doquier. En un singular texto encontramos la siguiente definición: “Por
medio de ella [el Estado] recibe bienes de los ciudadanos y da a cada uno lo
que le corresponde sin mermar los derechos de nadie”.
El texto en cuestión data de comienzos de los años
sesenta del pasado siglo. Publicado por una editorial vallisoletana, gozaba del
privilegio del imprimátur otorgado por el Arzobispo de Valladolid, y también del
nihil obstat de un canónigo penitenciario censor.
Aún sobrecogido por el deplorable estado en el que
apareció, milagrosamente, la de segundo grado, recorro ahora las páginas aún intactas
de una edición facsímil de la de tercer grado (período de perfeccionamiento),
que, de manera irresistible, nos arrastra a un pasado lejano que nunca nos llega
a abandonar del todo[4].
[1] Tiempo
Vivo : La búsqueda de la justicia cósmica: el contrapeso intelectual de Thomas
Sowell (neotiempovivo.blogspot.com).
[2] Versión
española, FCE, 1978, pág. 23.
[3] “Ética
Nicomáquea”, Libro Quinto, en “Aristóteles III”, Ed. Gredos, 2011, pág. 106.
[4] Antonio
Álvarez Pérez, “Enciclopedia, Tercer Grado”, Miñón, Valladolid, 1966; edición
2020, pág. 595.