8 de diciembre de 2021

Apuntes sobre la teoría bancaria en “La riqueza de las naciones”

 

“La riqueza de las naciones” de Adam Smith es una obra inconmensurable. La visita a esta cumbre del conocimiento es una de las pautas más recomendables que debería seguir todo economista. En cada una de esas aproximaciones, podemos descubrir o redescubrir aspectos que antes pudieron pasar inadvertidos. Tal es la profundidad del análisis y la riqueza de contenidos del tratado. Como igualmente complejos, prolijos y enrevesados son muchos de los pasajes que encontramos a lo largo del amplio texto.

Algunos apuntes sobre el papel de los bancos son dignos de consideración a la hora de repasar los fundamentos de la teoría de la intermediación bancaria. Así, en el capítulo dedicado al dinero, deja sentado el papel que pueden desempeñar los bancos en la dinamización de la actividad económica: “El modo como las juiciosas operaciones de un Banco incrementan la actividad económica de un país, no es precisamente aumentando su capital, sino haciendo que la mayor parte de este capital se haga más activo y más productivo que si el Banco no existiera. Aquella parte del capital que cualquier negociante se ve obligado a mantener inactiva y en dinero efectivo, para responder a los requerimientos de pago que se le pueden presentar, es un capital muerto, que mientras permanezca en esa situación ni produce nada, ni a su dueño, ni al país. Las operaciones prudentes de un banco le facultan para transformar ese capital muerto en una masa productiva… en capital productivo para la persona que opera con él, y para el país entero[1].

Hace referencia luego a las “sabias operaciones de un Banco”, que, haciendo uso de una metáfora, “aunque algo violenta”, equipara “a una especie de carretera aérea” que “hace posible que la mayor parte de los caminos reales de un país se conviertan en pastos y en sembradíos, acrecentando de esta suerte el producto de su trabajo y de sus tierras[2].

Quizás sea un buen momento para rememorar estas palabras del “padre de la Economía”, cuando asistimos a diversos movimientos que van en la línea de poner fin a la labor de intermediación bancaria.

Ahora bien, unas páginas atrás, advierte Smith en el sentido de que “cuando los bancos comprenden cuál es su verdadero interés, la circulación jamás se halla saturada con moneda de papel. Pero como no siempre estas compañías comprenden o actúan de acuerdo con su verdadero interés, ocurre que la circulación se ve con frecuencia sobrecargada con esa clase de dinero[3].





[1] Vid. A. Smith, “Investigación sobre la naturaleza y causa de la riqueza de las naciones”, versión castellana, Fondo de Cultura Económica, México, 1979, pág. 290.

[2] Ibíd.

[3] Op. cit., pág. 273.

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