Mariana
Mazzucato es una de las grandes divas del pensamiento económico y político
dominante en la actualidad. Sus obras, traducidas a diferentes idiomas, logran
destacados registros de ventas. Su testimonio es reclamado y reverenciado en
los más distinguidos foros económicos. Su palabra es ley. Mazzucato y Piketty,
Piketty y Mazzucato, son dos referencias mundiales de primer orden, de enorme
influencia, como pilares de la ideología económica que, con fuerza renovada,
arremete contra el capitalismo, el mercado, el pensamiento liberal, y defiende
la extensión y la intensificación de una intervención del sector público, que,
bajo el influjo del denostado binomio Reagan-Thatcher, supuestamente, había
quedado reducido a una mínima expresión, completamente desmantelado, en los
denominados países occidentales desarrollados.
Ante la
hegemonía intelectual alcanzada por los referidos jóvenes economistas, resulta
sorprendente encontrar destacados analistas que se atrevan a cuestionar su
reinado. Mucho más difícil es que puedan alcanzar una difusión equiparable.
No lo
segundo, pero sí lo primero, lo encontramos en el caso de “The myth of the
entrepreneurial state”, obra escrita conjuntamente por Deirdre Nansen McCloskey
y Alberto Mingardi (M&M), y editada en 2020 por The American Institute for
Economic Research.
El principal
empeño de los autores es tratar de rebatir la conocida y extendida tesis de
Mazzucato de que es el Estado, y no el mercado, el verdadero artífice de la
innovación y del progreso en la sociedad. Las empresas privadas, en el mejor de
los casos, no son más que parásitos que succionan la labor desarrollada por el
sector público. Las actuaciones del Estado, como ente benevolente cuya misión
es la defensa del bien común, van siempre encaminadas al logro de objetivos de
interés social, mientras que los empresarios privados sólo están movidos por el
afán de lucro particular. Toda acción privada depende del Estado, que aporta el
marco legal, las infraestructuras, provee el orden público y favorece el
desarrollo del capital humano. Argumentos éstos muy conocidos por quienes
defienden el impuesto sobre sociedades como un pago por los beneficios
recibidos del sector público. Sin embargo, no tiene por qué existir una estrecha
correlación entre el disfrute de tales ventajas y la magnitud de los beneficios
contables obtenidos por las compañías.
M&M se
centran en combatir la visión según la cual “un producto diseñado y
comercializado exitosamente por una compañía privada surge no de la creatividad
y de la asunción de riesgo ni incluso la fortuna de un empresario individual.
Surge de la conducción llevada a cabo por el Estado” (pág. 4), y consideran que
Mazzucato es “la más ferviente reciente devota del estatismo y del Estado
empresarial” (pág. 5).
M&M recuerdan,
a partir de los datos disponibles, que “los economistas hoy día son
mayoritariamente ‘estatistas’; esto es, creyentes en la primacía del
comportamiento coercitivo según las leyes del Estado, frente al comportamiento
voluntario de los individuos en los mercados… Los estatistas imaginan que
siempre es un momento COVID-19, para cualquier cosa…” (págs. 9-10).
La principal
fuerza emprendedora proviene del Estado en vez del sector privado, es la tesis
de la obra de Mazzucato “The entrepreneurial state” (Anthem Press, 2013),
altamente valorada por un gran adalid del intervencionismo público como es
Martin Wolf. Según éste, aunque esta obra “tiene tesis controvertidas, es
básicamente correcta. El fallo en reconocer el papel del sector público en la
dirección de la innovación bien puede ser la mayor amenaza a una prosperidad
creciente”[1].
A pesar de
sus “osadas aseveraciones”, según M&M, Mazzucato “no tiene de hecho
evidencias creíbles para sus pretensiones” (pág. 18). A fundamentar este duro
alegato dedican la mayor parte del contenido del libro. En él también se
cuestiona la interpretación del concepto de valor económico rescatada por
Mazzucato[2], así
como la visión del papel de la empresa en la sociedad y su motivación esencial,
asociadas al enfoque dominante basado en la creación de valor para los stakeholders
en vez de para los shareholders.
M&M
lanzan a Mazzucato el reto de explicar cómo todos los “Grandes Enriquecimientos”
de la historia no se produjeron hasta la implantación del liberalismo económico,
después de señalar lo siguiente: “Si la planificación es algo tan apropiado,
entonces el comunismo pre-1978 habría sido un paraíso económico” (pág. 75).
En ese
recorrido argumental someten las tesis de Mazzucato a un aluvión de críticas
que, en ocasiones, llegan a poner en duda el dominio de los fundamentos del
análisis económico por parte de la afamada economista italonorteamericana. “Un
economista que no entiende los elementos del marginalismo es como un químico
que no comprende la tabla periódica” (pág. 210) es una de las amables frases
que le dedican.
En el diario
Financial Times no aparece ninguna reseña de la obra de M&M. Eso sí, el
editor económico jefe, M. Wolf, incluye referencias de sendas obras de
Mazzucato y McCloskey en su lista de lecturas recomendadas para el verano de
2021[3]:
“Mission economy: a moonshot guide to changing capitalism”, y “Bettering
Humanomics: a new, and old, approach to economic science”.
No debe de
ser complicado, en principio, identificar qué obra corresponda a cada una de
las dos autoras. Respecto al primer libro, se señala que “is by an influential
thinker on an important topic at a time when trust in direction by governments
has risen greatly relative to trust in decentralised competition within
markets. [She] recommends goal-oriented innovation as the way forward for the
world”.
Respecto al
segundo, “[She] is a unique figure in economics. In this short book, she
summarises her creed: this is, quite simply, that humans are not machines. A
social science, economics, must embrace the humanities, which study what humans
think about themselves. It is our ideas, not institutions or technology, that
created the modern world”.