14 de agosto de 2021

El difícil camino del aprendizaje: la visión de Friedrich Schiller

En “Cartas sobre la educación estética de la humanidad” (Acantilado, 2018) se recogen una serie de reflexiones y pensamientos del polifacético pensador Friedrich Schiller (1759-1805). A pesar de que, según expresa en la primera carta, “no suel[e] emplear las fórmulas que prescribe la academia”, no por ello los textos dejan de ser considerablemente complejos y de lectura no demasiado apacible para la comprensión directa e inmediata.

Hay, no obstante, excepciones, en las que las ideas expresadas son fácilmente entendibles. Así, en la octava carta, lisa y llanamente sostiene que “Debe haber[1] algo en la mente humana, más que en las cosas, que obstaculiza la recepción de la verdad, por luminosa que sea, y su aceptación, por convincente que resulte. Un antiguo sabio lo advirtió, y lo expresó en términos enigmáticos en una divisa cargada de sentido: sapere aude”.

Después de esta constatación, en la que, aparentemente, se hace abstracción de la complejidad del universo, nos describe el requisito clave para el aprendizaje: “Hace falta fuerza de ánimo para combatir los obstáculos que oponen al aprendizaje tanto la indolencia de la naturaleza como la cobardía del corazón. Por algo el viejo mito de la diosa de la sabiduría brotaba completamente armada de la cabeza de Júpiter, porque desde su primer acto es guerrera… A la mayor parte de los hombres combatir las necesidades ya los dejas demasiado fatigados y agotados como para embarcarse en una nueva lucha aún más dura contra el error”.

El error, esa situación de la que, según Goethe, “no surge nada, sólo sirve para confundirnos”. Mucho peor es, no obstante, vivir sin saber que se puede mantener una visión errónea de lo que nos rodea y, llegado el caso, no estar dispuestos a valorar que puede haber otras interpretaciones de la realidad.





[1] Sic; no “debe de haber”.


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