13 de agosto de 2021

El vuelo majestuoso e indómito de Richard Bird

Ayer tuve la oportunidad de mantener un encuentro con una de las grandes figuras de la docencia y la investigación en el ámbito de la Economía Pública en España, el profesor Victorio Valle. Entre otros aspectos, tuve el privilegio se ser partícipe del extenso repertorio de anécdotas y vivencias personales acumuladas a lo largo de su dilatada trayectoria en un elenco de puestos relevantes, en algunos de los cuales se concibieron programas económicos, financieros y fiscales de gran trascendencia en nuestra historia reciente. Los episodios son bastante abundantes, de manera particular, en relación con Enrique Fuentes Quintana, el maestro, de quien fue su principal colaborador durante años en diversos destinos. Un nuevo proyecto, orientado a plasmar por escrito la esencia de esos vestigios de la intrahistoria, está sobre la mesa. Espero poder emprenderlo, con la estrecha cooperación de Daniel Coronas.

En nuestra conversación evocamos, entre otros, a otro gran personaje académico, el profesor Emilio Albi, quien, desgraciadamente, nos dejó en el mes de marzo de 2020. Con él, junto a los profesores Victorio Valle, Jorge Martínez-Vázquez y Braulio Medel, compartí la pertenencia al comité organizador del simposio internacional sobre los sistemas fiscales celebrado en Málaga en septiembre del año 2009.

A dicho simposio asistió una de las máximas autoridades académicas de la Hacienda Pública contemporánea, el profesor Richard M. Bird, una de las mentes más brillantes, creativas y críticas de la profesión. Calificado con justicia como un “gigante de la teoría de la imposición”, este gran hacendista canadiense acumula un sinfín de aportaciones de primer orden, imprescindibles, en el campo de la Economía del Sector Público.

Hoy mismo he recibido un correo del FMI en el que se adjunta una reseña suya de una reciente obra sobre la historia de la imposición. No he podido evitar preguntarme qué sería de él. Tan sólo unos clics han bastado para toparme con la terrible noticia. El pasado 9 de junio, a la edad de 82 años, falleció, de repente, el ilustre economista. El sentimiento de tristeza y desánimo trata de encontrar el consuelo del enorme patrimonio que su fecunda vida científica ha dejado a la comunidad académica.

Al final de la primera jornada del simposio del año 2009 se acercó a mí para pedirme que le remitiera la presentación que había utilizado en mi intervención como comentarista de la ponencia de Vito Tanzi. Me dio la impresión de que, más que los datos que contenía, le habían llamado la atención algunos de los esquemas e imágenes utilizados. En un tono sarcástico, llegó a decirme que una de esas imágenes, que pensaba utilizar, sería de más interés que algunos de los sesudos análisis de los venideros cualificados ponentes y comentaristas.

En la parte final de mi exposición señalaba que “los sistemas impositivos tienen realmente la apariencia de icebergs, que se mueven lentamente en aguas cada vez más turbulentas, lastrados por verdaderas torres de Babel en sus partes no visibles”. En cambio, el pensamiento del profesor Bird nunca se vio lastrado por ningún tipo de atadura intelectual. Por décadas, su ingenio analítico seguirá dibujando un sendero en el firmamento hacendístico que brillará con luz propia.



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