Ayer tuve la oportunidad
de mantener un encuentro con una de las grandes figuras de la docencia y la
investigación en el ámbito de la Economía Pública en España, el profesor Victorio
Valle. Entre otros aspectos, tuve el privilegio se ser partícipe del extenso
repertorio de anécdotas y vivencias personales acumuladas a lo largo de su
dilatada trayectoria en un elenco de puestos relevantes, en algunos de los cuales
se concibieron programas económicos, financieros y fiscales de gran trascendencia
en nuestra historia reciente. Los episodios son bastante abundantes, de manera particular,
en relación con Enrique Fuentes Quintana, el maestro, de quien fue su
principal colaborador durante años en diversos destinos. Un nuevo proyecto,
orientado a plasmar por escrito la esencia de esos vestigios de la
intrahistoria, está sobre la mesa. Espero poder emprenderlo, con la estrecha cooperación
de Daniel Coronas.
En nuestra conversación
evocamos, entre otros, a otro gran personaje académico, el profesor Emilio Albi,
quien, desgraciadamente, nos dejó en el mes de marzo de 2020. Con él, junto a
los profesores Victorio Valle, Jorge Martínez-Vázquez y Braulio Medel, compartí
la pertenencia al comité organizador del simposio internacional sobre los
sistemas fiscales celebrado en Málaga en septiembre del año 2009.
A dicho simposio
asistió una de las máximas autoridades académicas de la Hacienda Pública contemporánea,
el profesor Richard M. Bird, una de las mentes más brillantes, creativas y
críticas de la profesión. Calificado con justicia como un “gigante de la teoría
de la imposición”, este gran hacendista canadiense acumula un sinfín de aportaciones
de primer orden, imprescindibles, en el campo de la Economía del Sector
Público.
Hoy mismo he
recibido un correo del FMI en el que se adjunta una reseña suya de una reciente
obra sobre la historia de la imposición. No he podido evitar preguntarme qué
sería de él. Tan sólo unos clics han bastado para toparme con la terrible
noticia. El pasado 9 de junio, a la edad de 82 años, falleció, de repente, el
ilustre economista. El sentimiento de tristeza y desánimo trata de encontrar el
consuelo del enorme patrimonio que su fecunda vida científica ha dejado a la
comunidad académica.
Al final de la
primera jornada del simposio del año 2009 se acercó a mí para pedirme que le
remitiera la presentación que había utilizado en mi intervención como comentarista
de la ponencia de Vito Tanzi. Me dio la impresión de que, más que los datos que
contenía, le habían llamado la atención algunos de los esquemas e imágenes
utilizados. En un tono sarcástico, llegó a decirme que una de esas imágenes,
que pensaba utilizar, sería de más interés que algunos de los sesudos análisis
de los venideros cualificados ponentes y comentaristas.
En la parte final de mi exposición
señalaba que “los sistemas impositivos tienen realmente la apariencia de
icebergs, que se mueven lentamente en aguas cada vez más turbulentas, lastrados
por verdaderas torres de Babel en sus partes no visibles”. En cambio, el
pensamiento del profesor Bird nunca se vio lastrado por ningún tipo de atadura
intelectual. Por décadas, su ingenio analítico seguirá dibujando un sendero en
el firmamento hacendístico que brillará con luz propia.