En el curso
de las últimas décadas, la ciudad y la provincia de Málaga han exhibido un
considerable dinamismo económico que destaca claramente dentro del panorama
nacional. La mejora en las infraestructuras públicas es uno de los factores que
está detrás de dicho proceso. Las inversiones realizadas han sido altamente
provechosas para el despliegue de la actividad económica.
No obstante,
desde hace ya algunos años, las tendencias socioeconómicas en marcha venían
evidenciando la necesidad de llevar a cabo nuevos proyectos a fin de acompasar
el ritmo de la economía y de aprovechar las potencialidades existentes, todo
ello con una visión de futuro y de adopción de un modelo de crecimiento
inclusivo, equilibrado y sostenible.
La irrupción
de la pandemia de la Covid-19, además de sus dramáticas consecuencias
personales, ha supuesto una quiebra de las tendencias y golpeado drásticamente
la base de la economía real, especialmente en aquellas zonas donde los
servicios presenciales tienen una mayor relevancia dentro de la estructura
económica. Y, si la adopción de medidas para garantizar la seguridad de la
población es una prioridad absoluta, no le va a la zaga la necesidad de impulsar
actuaciones para lograr una recuperación económica lo más rápida y eficaz
posible.
Al margen de
las iniciativas orientadas al mantenimiento de los ingresos de las familias y la
supervivencia de las empresas como núcleos generadores de renta y empleo, las
inversiones públicas constituyen un componente indispensable del paquete de
medidas para la recuperación. Este papel estabilizador es complementario de la
misión crucial de fortalecer las bases para la seguridad y el nivel de
preparación ante eventuales episodios críticos, así como de las metas ligadas a
los objetivos medioambientales, de trasformación y digitalización.
Como ha
destacado recientemente el Fondo Monetario Internacional (FMI), la inversión
pública tiene un papel central que desempeñar en el panorama actual. El recurso
a la misma es especialmente apropiado en aquellos países donde los tipos de
interés y las tasas de inflación esperada se mantienen en niveles
históricamente bajos. En una situación con recursos infrautilizados, la inversión
pública puede tener un mayor impacto que en una época normal, y servir de
estímulo para la realización de inversiones empresariales.
Con objeto
de evitar que la aceleración del proceso de selección de proyectos perjudique
la calidad y la eficiencia, es recomendable que se disponga de un elenco de
proyectos adecuadamente evaluados y en condiciones de ser implementados dentro
del horizonte de los próximos 24 meses. Según la experiencia internacional, una
buena planificación, así como la calidad de las políticas e instituciones, son
relevantes para los resultados de los proyectos.
Las
inversiones tienen un impacto directo en el empleo, cifrado entre 2 y 8 puestos
de trabajo por cada millón de dólares en infraestructuras tradicionales, y
entre 5 y 14, en investigación y desarrollo, electricidad verde y edificios
energéticos, además de una serie de efectos inducidos sobre el crecimiento y el
empleo. En aquellos países con buena gestión del gasto público, la inversión
pública tiene un multiplicador fiscal superior a 2 al cabo de un período de 4
años. Un incremento de dicha inversión equivalente a un 1% del PIB, según el
FMI, podría elevar el PIB en un 2,7%, la inversión privada en un 10%, y el
empleo en un 1,2%.
Los
anteriormente expuestos son argumentos que vienen a avalar, desde un plano
general, la iniciativa, lanzada conjuntamente por la Cámara de Comercio y la
Confederación de Empresarios de Málaga, con el apoyo técnico de Analistas
Económicos de Andalucía, encaminada a tener preparado un listado de proyectos
seleccionados a partir de su relevancia estratégica y su impacto potencial -en
función de un análisis coste-beneficio-, susceptibles de ser emprendidos.
La
continuación del programa de infraestructuras en la provincia de Málaga,
basadas en fórmulas de colaboración público-privada, era una necesidad patente
a la vista de las proyecciones existentes; hoy, en el contexto económico
originado por la pandemia, adquiere un carácter perentorio e inaplazable.
(Artículo
publicado en el diario “Sur”)