8 de febrero de 2021

Inversiones en infraestructuras para la recuperación, y más allá

 

En el curso de las últimas décadas, la ciudad y la provincia de Málaga han exhibido un considerable dinamismo económico que destaca claramente dentro del panorama nacional. La mejora en las infraestructuras públicas es uno de los factores que está detrás de dicho proceso. Las inversiones realizadas han sido altamente provechosas para el despliegue de la actividad económica.

No obstante, desde hace ya algunos años, las tendencias socioeconómicas en marcha venían evidenciando la necesidad de llevar a cabo nuevos proyectos a fin de acompasar el ritmo de la economía y de aprovechar las potencialidades existentes, todo ello con una visión de futuro y de adopción de un modelo de crecimiento inclusivo, equilibrado y sostenible.

La irrupción de la pandemia de la Covid-19, además de sus dramáticas consecuencias personales, ha supuesto una quiebra de las tendencias y golpeado drásticamente la base de la economía real, especialmente en aquellas zonas donde los servicios presenciales tienen una mayor relevancia dentro de la estructura económica. Y, si la adopción de medidas para garantizar la seguridad de la población es una prioridad absoluta, no le va a la zaga la necesidad de impulsar actuaciones para lograr una recuperación económica lo más rápida y eficaz posible.

Al margen de las iniciativas orientadas al mantenimiento de los ingresos de las familias y la supervivencia de las empresas como núcleos generadores de renta y empleo, las inversiones públicas constituyen un componente indispensable del paquete de medidas para la recuperación. Este papel estabilizador es complementario de la misión crucial de fortalecer las bases para la seguridad y el nivel de preparación ante eventuales episodios críticos, así como de las metas ligadas a los objetivos medioambientales, de trasformación y digitalización.

Como ha destacado recientemente el Fondo Monetario Internacional (FMI), la inversión pública tiene un papel central que desempeñar en el panorama actual. El recurso a la misma es especialmente apropiado en aquellos países donde los tipos de interés y las tasas de inflación esperada se mantienen en niveles históricamente bajos. En una situación con recursos infrautilizados, la inversión pública puede tener un mayor impacto que en una época normal, y servir de estímulo para la realización de inversiones empresariales.

Con objeto de evitar que la aceleración del proceso de selección de proyectos perjudique la calidad y la eficiencia, es recomendable que se disponga de un elenco de proyectos adecuadamente evaluados y en condiciones de ser implementados dentro del horizonte de los próximos 24 meses. Según la experiencia internacional, una buena planificación, así como la calidad de las políticas e instituciones, son relevantes para los resultados de los proyectos.

Las inversiones tienen un impacto directo en el empleo, cifrado entre 2 y 8 puestos de trabajo por cada millón de dólares en infraestructuras tradicionales, y entre 5 y 14, en investigación y desarrollo, electricidad verde y edificios energéticos, además de una serie de efectos inducidos sobre el crecimiento y el empleo. En aquellos países con buena gestión del gasto público, la inversión pública tiene un multiplicador fiscal superior a 2 al cabo de un período de 4 años. Un incremento de dicha inversión equivalente a un 1% del PIB, según el FMI, podría elevar el PIB en un 2,7%, la inversión privada en un 10%, y el empleo en un 1,2%.

Los anteriormente expuestos son argumentos que vienen a avalar, desde un plano general, la iniciativa, lanzada conjuntamente por la Cámara de Comercio y la Confederación de Empresarios de Málaga, con el apoyo técnico de Analistas Económicos de Andalucía, encaminada a tener preparado un listado de proyectos seleccionados a partir de su relevancia estratégica y su impacto potencial -en función de un análisis coste-beneficio-, susceptibles de ser emprendidos.

La continuación del programa de infraestructuras en la provincia de Málaga, basadas en fórmulas de colaboración público-privada, era una necesidad patente a la vista de las proyecciones existentes; hoy, en el contexto económico originado por la pandemia, adquiere un carácter perentorio e inaplazable.

(Artículo publicado en el diario “Sur”)

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