31 de enero de 2021

El secreto del éxito de las Big Techs está en su ADN

 

La importancia adquirida por las denominadas Big Techs está fuera de toda duda, en un proceso en el que ya se van agotando todos los calificativos para expresar el asombro y la admiración. Se han convertido en las grandes dominadoras de cuanto acontece en la escena mundial. En el gráfico adjunto se refleja la capitalización bursátil alcanzada (a 14-1-2021) por los nuevos grandes colosos económicos en comparación con la de los principales bancos del mundo.

Agustín Carstens, director general del Banco Internacional de Pagos de Basilea (“Public policy for big techs in finance”, BIS, enero 2021), se pregunta por qué han llegado a alcanzar semejante tamaño, y destaca que la clave del éxito de sus modelos de negocio radica en el “DNA”: “Data analytics”, “Network externalities” e “interwoven Activities”, esto es, “analítica de Datos”, “externalidades de Redes”, y “Actividades entrelazadas”, que, en español, podríamos reordenar como “ADN”. Se trata, en suma de tres elementos, que se refuerzan entre sí.

En el texto de referencia, se señala que el crecimiento de las Big Techs está cambiando rápidamente los mercados y planteando desafíos desde la perspectiva de los objetivos de la política pública en el ámbito financiero, como en los siguientes casos: a) eficiencia y competencia justa: prevención del dominio del mercado; b) estabilidad financiera: consideración de la importancia sistémica; c) integridad del mercado: mantenimiento de un adecuado control de los riesgos de blanqueo de capitales y de financiación del terrorismo; d) protección del consumidor: defensa de la privacidad de los consumidores.

Indudablemente, hay otras áreas aparte de la financiera donde el protagonismo de las Big Techs es muy relevante, como los de la libertad de expresión y la veracidad de la información. Si la aplicación de políticas que “nivelen el terreno de juego” es una tarea compleja en el ámbito financiero, el equilibrio en el ámbito de los flujos de información es bastante más difícil de alcanzar.

Por último, por si a alguien no le satisface la utilización de un acrónimo con connotaciones biológicas en un campo dominado por la tecnología, en lugar de “ADN”, en español podríamos hacer un leve ajuste para componer el de “RDA” (Redes-Datos-Actividades). Aparte de otros posibles significados, dentro de esta selva de acrónimos en la que nos movemos, no nos podemos olvidar de otro riesgo implícito en este último: “Risk Data Aggregation”.



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