La obra “Medio siglo con Borges”, de Mario Vargas Llosa, publicada en abril de 2020 por Anagrama, representa, en cierta manera, una de las numerosas trampas editoriales que aguardan a los incautos. Una muestra de que la falta de transparencia no es exclusiva de algunos sectores. Para evitar equívocos y garantizar un “consumo” responsable y consciente, algún organismo regulador o supervisor debería exigir que el hipotético comprador pudiera percibir claramente en la portada de un libro el tipo de contenido que le aguarda en las páginas impresas. El lector, sin necesidad de hacer una cata, debería tener derecho a saber si se trata de una obra ex novo, de una reedición adaptada o de una recopilación de piezas ya publicadas.
La edición de “La verdad sobre el caso Savolta”, de Eduardo Mendoza, bajo el título que la obra iba a tener originariamente, o la de unas largas entrevistas a Murakami bajo la apariencia de algún ensayo sobre la música, son casos paradigmáticos. La inducción por la vía de la imagen o el arrastre irreflexivo merced a sesgos conductuales pueden llevar a notables decepciones.
Eso es lo que me ocurrió al recibir el ejemplar de la obra del gran escritor que había pedido impulsivamente tras ver su sugerencia en la archiconocida subyugante aplicación. Gran escritor y, también, destacadamente, símbolo de defensa de las libertades en una sociedad que padece un vertiginoso declive de los valores democráticos.
No, no se trataba de una obra nueva, sino de una recopilación de contribuciones suyas sobre Borges, además de diversas entrevistas realizadas personalmente al colosal escritor. Al tener la posibilidad de acceder a ese singular material, uno no tiene más remedio que aparcar la decepción para dar paso a la experiencia placentera de acercarse a la figura de Borges a través de la privilegiada visión del prolífico autor peruano, que hace ahora tres años pronunció un discurso histórico en la frágil trayectoria de la democracia española.
“Medio siglo con Borges” ofrece una estimulante oportunidad para acercarse a la vida, a la obra y al pensamiento del escritor bonaerense. En la primera de las entrevistas, realizada en París en el año 1963, Borges relativiza la importancia de los bestsellers: “Imagínese, yo soy un hombre de sesenta y cinco años, y he publicado muchos libros, pero al principio esos libros fueron escritos para mí, y para un pequeño grupo de amigos. Recuerdo mi sorpresa y mi alegría cuando supe, hace muchos años, que de mi libro ‘Historia de la eternidad’ se habían vendido en un año hasta treinta y siete ejemplares… treinta y siete compradores son imaginables, es decir son treinta y siete personas que tienen rasgos personales… En cambio, si uno llega a vender mil o dos mil ejemplares, ya eso es tan abstracto que es como si uno no hubiera vendido ninguno”.
Mutatis mutandis, trasladándonos al mundo de los blogs, la preclara inteligencia borgiana es todo un respiro para los badselling bloggers, e incluso para los worstsellers.