En una entrada de este blog de fecha 6 de diciembre de 2019 (“Lenguaje y felicidad: la aparición de un nuevo indicador de bienestar”) se abordaba la utilización de un índice de bienestar basado en la asignación de valores emocionales, positivos o negativos, a las palabras utilizadas en los textos escritos.
En esa misma línea, Spotify utiliza un algoritmo que cuantifica la “valencia” de una canción, o, lo que es lo mismo, el grado de felicidad que transmite, según una escala de 0 a 100. Para hacernos una idea, la canción “Bridge over troubled water”, de Simon & Garfunkel, tiene asignada una puntuación de 27, y “Despacito”, de Luis Fonsi, de 81. “Lucy in the sky with diamonds”, de The Beatles, aparece calificada con una puntuación de 68. ¿Dónde estará situada “While my guitar gently weeps”?... ¿Y “On the street where you live?”.
The Economist (“Sad songs say so much”, 8 de febrero de 2020) ha utilizado datos de audiciones de canciones de más de 30 países del mundo, correspondientes a 46.000 canciones con 330.000 millones de escuchas, para trazar las curvas de distribución de la “felicidad musical” por países y la del perfil global a lo largo del año.
Globalmente, el nivel más bajo de dicha “felicidad” se alcanza en el mes de febrero, en tanto que julio destaca por el mayor nivel en promedio. No obstante, se observa un pico -el más alto del año- el día de Navidad, que se pierde drásticamente en el último día del año. El efecto depresivo ligado al mes de febrero, en lugar de enero, llama la atención a los analistas de la publicación británica. ¿Cómo puede explicarse ese desafío a las expectativas? Tampoco deja de ser curioso el contraste entre Nochebuena y Nochevieja.
Por otro lado, se constata que las curvas de distribución son muy distintas según los territorios. Así, para las 200 canciones más oídas en el período enero 2017-enero 2020, mientras que países como Filipinas, Estados Unidos y Noruega están muy escorados en la banda inferior del indicador, otros como Perú, Brasil, Chile y España lo están en la parte superior. Según los datos de The Economist, el valor mínimo promedio de España se sitúa en torno a 59 y el máximo, en 63; en Noruega, en el 43 y el 51, respectivamente.
Comentando este tema con una persona allegada, ésta me trasladaba que no sabía si algunas de las canciones que había seleccionado personalmente, en ese período, a través de Spotify figurarían o no entre las más populares; tampoco sabía -seguro que sí lo tienen controlado- cuál había sido su distribución individual de valencias, pero estaba convencida de que podría optar firmemente a entrar en la categoría de “outliers”, a tenor de la canción más escuchada durante uno de dichos años, según la información recibida: el “Réquiem” de Verdi. Junto a otras composiciones, ésta le aparece, según me indica, en el apartado “En bucle” elaborado por Spotify (“Una selección de las canciones que siempre tienes en la cabeza”).
Después de pensarlo, ¿quién podría realmente resistir la tentación de sentir, una vez más, la “explosividad” del “Dies Irae”?... Gracias, YouTube.
Y una última pregunta: ¿puede un indicador llegar a ser capaz de reflejar todas las sensaciones que emanan de una composición musical?