Aunque hay actitudes personales muy distintas hacia el riesgo, la aversión a la pérdida de los activos que se poseen, o bien la cobertura ante los posibles desembolsos económicos para su reposición, lleva a muchas personas a asegurar una serie de bienes y objetos materiales.
Tomando como referencia la situación británica, Michael Martin (Financial Times, 15-8-2019) considera que es sorprendente cómo una mayoría de los hogares, unos dos tercios, tiene suscritos seguros sobre objetos materiales (mobiliario, aparatos domésticos…), mientras que solo un tercio tiene cobertura protectora frente a los riesgos personales.
En este contexto plantea una pregunta directa: “Si Vd tuviera algo en su hogar valorado en 5 millones de libras esterlinas, ciertamente lo aseguraría. Entonces, ¿por qué tanta gente asume el riesgo de no asegurarse a ellas mismas?”.
La cifra indicada corresponde a una estimación -bastante de andar por casa, todo hay que decirlo- de las retribuciones totales obtenidas por una persona a lo largo de su etapa laboral completa. Para llegar a ese importe parte de una cifra que muchos pueden juzgar como auténticamente descabellada: considera que, a la edad de 20 años, una persona obtiene un salario de 57.000 libras, suma que se mantiene anualmente, actualizándose con la inflación, a una tasa del 2,5% anual. Con una trayectoria de 47 años saldría justamente el importe de los 5 millones de libras, montante que -habría que matizar- está expresado en términos nominales o corrientes.
Ciertamente, con carreras profesionales más cortas a causa de períodos de desempleo u otros motivos, y con un nivel salarial de partida más modesto, el montante global sería bastante más limitado. Así, por ejemplo, si el salario de partida es de 20.000 libras, el importe acumulado correspondiente se situaría en 1,8 millones de libras, de nuevo en términos nominales, si se completan los 47 años.
Muchas son, en definitiva, las posibilidades, y las cifras, comparadas con los contextos socioeconómicos relevantes en cada caso, sin duda significativas en mayor o en menor grado.
La cuestión clave es, en definitiva, por qué, a la luz de unos valores como los indicados, existe una menor tendencia al aseguramiento del activo del que emanan tales rendimientos que la que se aprecia respecto a bienes menos estratégicos.
En una próxima entrada de este blog realizaremos algunas reflexiones al respecto.