27 de marzo de 2019

Las estadísticas del IRPF: de la nación al barrio


La historia del impuesto sobre la renta de las personas físicas (IRPF) está llena de curiosidades y de detalles que hoy puede costar trabajo entender. En Estados Unidos, el impuesto solo pudo implantarse tras la aprobación de la Sexta Enmienda al texto constitucional, en el año 1913, y comenzó a aplicarse con tipos de gravamen que iban del 1% al 7%; en 1944 dichos tipos alcanzaron el 94%. Algo más tarde, en 1966, los Beatles dedicaron una canción (“Taxman”) a la voracidad del erario público británico, a raíz de un tipo impositivo que podía llegar al 98%. Pese a las expectativas iniciales, el IRPF es hoy un impuesto de masas en un gran número de países. En 2016 aportó más de 80.000 millones de euros (casi una quinta parte del total de los ingresos públicos no financieros) a las arcas públicas en España. En sentido estricto, es el primer impuesto en nuestro país, aunque todavía lejos de la figura, cada vez más “impositiva”, por su significación real, de las cotizaciones sociales.

A lo largo de los últimos años, la Agencia Tributaria está haciendo un despliegue de información estadística basada en las declaraciones presentadas por el IRPF, que desciende incluso a escala de distrito postal. Ese caudal informativo viene a proporcionar una especie de valioso microscopio, impensable hasta hace poco, de gran utilidad para investigadores, analistas, e interesados en general. Sin recurrir a todas las posibilidades de enfoque que ofrece dicha base de datos, en una primera aproximación podemos obtener algunas imágenes ilustrativas para el caso de Málaga:

  1. Previamente han de tenerse en cuenta algunos aspectos de orden metodológico concernientes a la información difundida. Esta corresponde a lo que se denomina el “territorio de régimen fiscal común”, es decir, todas las Comunidades Autónomas, a excepción de las dos de régimen foral (País Vasco y Navarra). Tampoco comprende las Ciudades Autónomas de Ceuta y Melilla.
  2. En lo esencial, la información está referida a las declaraciones presentadas, en su gran mayoría individuales, por lo que habría que tener presente la incidencia de las declaraciones conjuntas en algunos indicadores. Por otro lado, hay contribuyentes que no tienen obligación de presentar declaración; también, desafortunadamente, perceptores de ingresos que, de forma total o parcial, eluden su obligación. Por último, las cifras medias utilizadas encubren los posibles grandes contrastes dentro de un mismo ámbito territorial.
  3. El IRPF es un impuesto dominado por los rendimientos del trabajo, que representan un 86% de la base imponible agregada. A su vez, los rendimientos de actividades económicas apenas rebasan el umbral del 6%, en tanto que los del capital mobiliario e inmobiliario, conjuntamente, también por poco, superan el 7%.
  4. El número total de declaraciones relativas al ejercicio 2016 fue de 19,6 millones (15,7 individuales y 3,9 conjuntas). De dicho total, un 3,2% correspondió a la provincia de Málaga, porcentaje algo inferior al de su peso poblacional (3,5%). La renta bruta media declarada por los residentes fiscales en Málaga ascendió a 22.631 euros, cifra superior casi en un 4% a la media andaluza y un 13% por debajo de la española.
  5. Por lo que respecta a la ciudad de Málaga, la renta bruta media (25.180 euros) se sitúa por debajo de la del resto de ciudades, del ámbito considerado, de más de medio millón de habitantes (cuya renta está comprendida entre los 27.294 euros de Zaragoza y los 37.242 de Madrid). Lo mismo ocurre en términos de la cuota resultante de la autoliquidación, cuyo importe asciende a 5.179 euros (Zaragoza, 5.476; Madrid, 8.729).
  6. Si nos centramos en los municipios de la provincia de Málaga, vemos que la renta bruta media de la capital es superior a la de los otros municipios de más de 50.000 habitantes, aunque no por mucho en relación con Benalmádena y Marbella. Esta última supera ligeramente a la metrópoli en el importe de la cuota satisfecha.
  7. Una vez que, dentro de la ciudad de Málaga, descendemos a la perspectiva de barrio, nos encontramos con un amplio recorrido en los datos. Así, la renta bruta media oscila entre los 18.401 euros de Campanillas-Puerto de la Torre y los 46.288 euros de Malagueta-Monte Sancha. En España, el rango va de los 14.944 a los 163.736 euros, cifra máxima que se alcanza en La Moraleja (Madrid).
  8. El importe de la cuota por declaración en el término municipal de Málaga va desde 1.520 a 9.299 euros, respectivamente, en los mismos distritos antes señalados. Calculadas sobre la renta bruta, dichas sumas implican unos tipos medios de gravamen del 8,3% y del 19,9%.
  9. En cuatro distritos (Malagueta-Monte Sancha, Cerrado de Calderón-Hacienda Paredes, Centro Histórico, y Ensanche-Soho) se concentra algo menos del 9% de la población del municipio de Málaga, el 18% de la base imponible declarada del IRPF, y el 25% de la cuota total de este impuesto.
  10. Por su parte, los cuatro distritos más populosos de la capital malacitana (Bailén-Miraflores-Suárez-Teatinos, Cruz de Humilladero, Polígono Guadalhorce-Guadalmar-Carretera de Cádiz, y Ciudad Jardín) representan un 42% de la población de la capital, un 37% de la renta y un 33% de la cuota.
  11. La desagregación por niveles de renta (hasta 30.050, de 30.050 a 60.101, y más de 60.101 euros) pone de manifiesto lo siguiente: sobre los totales correspondientes, el primer bloque de contribuyentes representa el 79% de las declaraciones (cuyo total es de 219.677), el 56% de los rendimientos del trabajo (4.384 millones de euros), y el 27% de la cuota (715 millones de euros); el segundo, el 18%, el 34% y el 42%, respectivamente; el tercero, el 3%, el 10% y el 31%, respectivamente.
  12. Así, el efecto redistributivo del IRPF queda también refrendado a escala municipal. El tipo medio de gravamen, calculado sobre la renta bruta, presenta los siguientes valores para cada uno de los grupos de contribuyentes antes señalados: 6,5%, 17,4% y 27,0%, respectivamente.

Hay que agradecer que se aporte información tributaria detallada por regiones, provincias, municipios y barrios. Sin embargo, a fin de evitar equívocos, como a veces ocurre en otras esferas comparativas, singularmente en la de las balanzas fiscales, no podemos olvidar que el IRPF no lo pagan los territorios ni los barrios, sino las personas que en ellos residen.

(Artículo publicado en el diario “Sur”)

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