1 de abril de 2019

¿Qué nos queda de “Lo que queda del día”?

No es frecuente encontrarnos ante una disyuntiva en la que no nos resulta fácil inclinarnos por la bondad relativa de una película o de la novela en la que se basa. La obra de Kazuo Ishiguro “The remains of the day” (“Los restos del día”) (1989) y la cinta cinematográfica asociada, “Lo que queda del día”, dirigida por James Ivory (1993), protagonizan uno de los raros casos capaces de colocarnos en una difícil tesitura.

Como recoge Mihir Desai en “The wisdom of finance”, referida en diversas entradas de este blog y en un artículo publicado en la revista eXtoikos (nº 21, 2018, “La teoría de las finanzas como fuente para la enseñanza de la Economía: la contribución de M. Desai”), el personaje central de la referida novela de Ishiguro, Mr. Stevens, encarna el paradigma extremo del “exceso de deuda” o “sobreendeudamiento” (“debt overhang”), una situación en la que una persona es incapaz de emprender nuevas actividades debido al peso de compromisos preexistentes.

La dedicación absoluta de Stevens a la que él considera suprema misión, la atención de su señor, Lord Darlington, se convierte en la meta exclusiva de su vida, no solo en la esfera profesional sino también en la personal. Su implicación en los preparativos de las reuniones organizadas por Darlington, para él una tarea superior, le llevará a renunciar a los cuidados de su propio padre, empleado en el cuerpo de servicio de la mansión, y, en particular, a atenderlo en su lecho de muerte. También, a no dar cabida en su vida a relaciones amorosas que, a la postre, al desembocar en la constitución de una familia, podrían perturbar el ejercicio de su cargo de mayordomo con arreglo a los cánones venerados. No obstante, de la lectura de la novela no se desprende la más mínima inclinación hacia ese tipo de relaciones ni la menor frustración por no cubrir ese flanco.

Como se ha señalado, “Los restos del día” permite ilustrar el problema del “exceso de deuda”, con sus negativas consecuencias. Desai alerta de sus peligros: “Negociar nuestros compromisos para permitirnos asumir otros nuevos es la competencia vital crítica que las finanzas destacan. El exceso de deuda es la manifestación de no ser capaces de renegociar tales compromisos para emprender nuevas oportunidades –y con la pérdida resultante para todas las personas implicadas. Y Mr. Stevens es la manifestación del miedo de que aceptar nuevos compromisos es inconsistente con los compromisos preexistentes -una creencia que le lleva a una vida de pobreza emocional” [“Miss Kenton, no me juzgue mal si no subo a ver a mi padre en el estado en que se encuentra, se lo ruego. Estoy seguro de que a él le gustaría que siguiera con mi trabajo”… “Por lo que a mí respecta, Miss Kenton, no veré colmadas mis ambiciones hasta que haya hecho todo lo posible por ayudar a mi señor en los grandes cometidos que se ha impuesto”.]

No acaba ahí la cosa. El sacrificio del camino elegido es enorme, inconmensurable. La única recompensa es haber contribuido a la consecución de una meta elevada. ¿Pero qué ocurre cuando al final del camino, cuando el día se agota, se toma conciencia de que se trataba de una meta espuria y de que la misión ha resultado fallida desde su propio origen? Stevens se llena de orgullo al ser consciente de que él es el responsable de la logística que permite celebrar cumbres extraoficiales de altos personajes cuyas decisiones pueden marcar el futuro de Europa y acaso del mundo entero. Por ello, tras la muerte de su empleador, se resiste a aceptar la tesis de que había seguido un rumbo equivocado al tratar de allanar el camino para un acercamiento al régimen nazi. Para él, Lord Darlington encarnaba una especie de deidad cuyos designios eran inapelables. La ejecución del despido de una criada por su condición de judía, pese a la resistencia del ama de llaves, Miss Kenton, deja patente el grado de enajenación mental en el que estaba inmerso.

La novela de Ishiguro no solo ejemplifica el fenómeno del “exceso de deuda”, sino que contiene también otros elementos de interés socioeconómico. Sirve asimismo para rememorar el período de entreguerras y evocar algunas de las causas que llevaron a la Segunda Guerra Mundial. En particular, el papel de las reparaciones impuestas a los perdedores de la Primera Guerra Mundial late en las discusiones entre los ilustres visitantes de Darlington Hall, entre los que llega a mencionarse al mismísimo John Maynard Keynes. La estrategia más adecuada ante el régimen germano, que llegó a dividir las filas del gobierno británico, es otro de los grandes temas que dan contenido a los encuentros narrados en la novela. La historia y la intrahistoria se dan así cita en la pulcra pluma de Kazuo Ishiguro. Los grandes eventos, el entorno y sus circunstancias se combinan con la introspección de uno de los figurantes que asiste como testigo mudo al curso de los acontecimientos, ufano de su papel instrumental. De un lado a otro, la obra de Ishiguro solo reúne ingredientes de la mayor calidad e interés, aderezados con una prosa sosegada y exquisita en su estilo.

Son ciertamente diversas las lecciones que pueden extraerse de “Los restos del día” en varios planos: histórico, social, económico, político y psicológico, además del literario. Desai asimila, como se ha indicado, la actitud del protagonista de la novela con una situación de “exceso de deuda”. Ahora bien, las deudas que se contraen en el mercado financiero lo son con prestamistas, de manera que al acreedor no le cabe otra opción, si quiere cumplir su compromiso, que atender sus obligaciones. En cambio, las deudas como las descritas en la novela, como la asumida por Stevens, lo son con carácter voluntario. Pero el problema es que, a veces, precisamente ese carácter le otorga una naturaleza más férrea e inevitable, de modo que, con el transcurso del tiempo, a pesar de las amortizaciones parciales, el volumen de la carga no solo no decrece sino que se acrecienta. El drama puede ser que, cuando se toma conciencia del enredo, especialmente si la misión era vacua, reste ya demasiado poco para que se extinga el día.

Entradas más vistas del Blog