Hace
cuatro años estábamos inmersos en la terrible pandemia del coronavirus. Una etapa
de auténtica pesadilla que parece mucho más lejana en el tiempo. Con independencia
de las apariencias, mucho es lo acontecido desde entonces, y mucho lo
especulado sobre lo que iba a acaecer en el terreno económico. El impacto de la
crisis sanitaria y de los procesos subsiguientes (cuellos de botella de los
suministros, repliegue parcial de la globalización, conflictos bélicos, inflación,
aumento de los tipos de interés, medidas fiscales…) sobre los distintos sectores
económicos y sociales es una de las cuestiones que ha venido acaparando la
atención.
La
OCDE, a través del informe OECD Employment Outlook 2024, proporciona una
ilustrativa información acerca de la evolución de los salarios reales en los países
integrantes de dicha organización. Como puede apreciarse en el gráfico adjunto,
hay una serie de países (16 de los 35 con datos disponibles), entre los que se
encuentra España, en los que el nivel de los salarios en el primer trimestre de
2024 es todavía inferior al existente en el último trimestre de 2019. Para obtener
una visión más precisa de la tendencia de la capacidad adquisitiva de los
salarios es necesario incorporar, entre otros factores, el impacto de la imposición
directa, aspecto especialmente en un contexto de inflación.