23 de junio de 2024

¿Puede aplicarse un IVA progresivo?

 

El IVA es, en buena medida, un impuesto tocado por la varita de los dioses. Su historia, a diferencia del impuesto sobre el gasto personal, un impuesto directo, es una historia de éxito. Hoy día, está implantado, prácticamente, en todos los países del mundo. Especialmente si lo comparamos con las arcaicas figuras del impuesto en cascada, hoy extinguidas, es un impuesto que presenta grandes ventajas, supeditadas a que se preserve su uniformidad, es decir, que el impuesto represente el mismo porcentaje del precio final de todos los bienes y servicios. Requisito bastante fácil de enunciar, más difícil de garantizar en la práctica.

Gran parte de sus ventajas técnicas derivan de su condición de impuesto indirecto y objetivo, que grava todos los actos de consumo, de manera indiferenciada. Los problemas comienzan cuando, además, se pretende que, con la misma estructura, tenga los atributos de un impuesto directo y personal. En principio, aspirar a que un impuesto indirecto actúe como uno directo sólo puede ser una fuente de frustraciones.

Una de ellas está relacionada con las nociones de progresividad y regresividad. Dado que el consumo familiar representa un porcentaje sobre la renta familiar que disminuye a medida que ésta aumenta, parece claro que un IVA con un tipo de gravamen único esté abocado a ser un impuesto regresivo, es decir, representará un porcentaje decreciente con el nivel de renta. Esta conclusión se ve determinada por el hecho de considerar que es la renta la magnitud adecuada para medir la progresividad o la regresividad de un impuesto. Suele prescindirse de la consideración de cuál debe ser la magnitud de referencia, a tal fin, en el caso de un impuesto cuya base es el consumo. Igualmente se obvia la cuestión relativa al horizonte temporal (un año o el conjunto de la vida de las personas).

Incluso ha llegado a afirmarse que el IVA sería un impuesto perfecto (además, los empresarios actúan como agentes recaudadores), si no fuera por ese inconveniente. El enfoque tradicional para corregir el problema de la regresividad, medida en términos convencionales, ha sido la utilización de exenciones o de tipos de gravamen reducidos respecto a una serie de bienes y servicios de primera necesidad o considerados básicos. Dado que este tipo de bienes y servicios tiende a tener mayor peso de la cesta de la compra de las familias menos pudientes, el impacto de tales medidas ha de ser claramente favorecedor de una menor regresividad. Sin embargo, puesto que algunos de dichos bienes y servicios también son consumidos por las familias de mayor renta, en ocasiones con un mayor importe en términos absolutos, tiene lugar una minoración innecesaria de la carga tributaria que, además, contrarresta la disminución de la regresividad.

Otras alternativas para este objetivo son el establecimiento de impuestos sobre la renta dotados de progresividad y el otorgamiento de subsidios globales a las familias de renta baja. Estas parecen ser buenas opciones, ya que posibilitan que todas las familias, una vez que se garantiza que obtienen una renta mínima determinada, afrontan los mismos precios relativos de todos los bienes (excluyendo, por supuesto, el ocio).

Más recientemente, se han formulado propuestas para el diseño de un IVA progresivo, que se basan en tres elementos[1]: i) gravamen pleno de todo el consumo a un tipo impositivo único, sin exenciones; ii) pago de un subsidio compensatorio por IVA; y iii) un mecanismo digital que permita el pago de dicho subsidio en tiempo real, en el momento de la compra.

Las propuestas de este tenor tienen indudable interés, pero no carecen de algunos inconvenientes. En todo caso, hay una cosa que está bastante clara: el esquema planteada no es puramente impositivo, sino una combinación impositivo-prestacional. El IVA puede ser un impuesto de gran consistencia técnica (y, en el fondo, de justificación cuestionable, si lo que se pretende es gravar el consumo), pero no puede hacer milagros.



[1] Vid. Rita de la Feria y Artur Swistak, “Designing a Progressive VAT”, IMF Working Papers, WP/24/78.


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