Desde
tiempos inmemoriales, era Málaga considerada una ciudad completa y magnífica.
Más recientemente, en décadas pasadas, sus residentes se hacían eco de importantes
carencias. Algunas de ellas se han ido cubriendo y, de forma inevitable, han surgido
nuevos problemas y desafíos. En todo caso, la ciudad de Málaga es hoy objeto de
admiración por su extraordinaria transformación económica y social. A ese
estatus alcanzado une la ciudad sus privilegiadas condiciones naturales y sus
rasgos idiosincráticos que la colocan en una posición difícil de emular.
Ahora
bien, a pesar de esa completitud que hace mil años evocaba al-Idrisi, no llega
Málaga al grado de “ciudad total”. Una ciudad total, según Janan Ganesh,
(Financial Times, 8-6-2024), “es aquélla en la que una persona puede encontrar
literalmente casi de todo”: cualquier tipo de cocina, a todo tipo de precios,
cualquier forma de arte, cualquier idioma hablado en comunidades de un tamaño
apreciable, oriundos de cualquier continente…
En
un mundo integrado por 8.000 millones de personas, debería de haber, según el
citado articulista, montones de ciudades que podrían considerarse totales. Sin
embargo, no cree que hagan falta más que los dedos de una mano para contarlas. Y
se sorprende de que, a pesar de que la población mundial crece y crece, la
lista de ciudades seleccionadas permanezca más o menos igual. Al final,
concluye que una ciudad total descansa en tres cosas: cifras desmesuradas de
habitantes (¡cercanas a los 10 millones!), apertura (cuota de extranjeros en
torno a un tercio del total), y riqueza suficiente para sostener toda la gama
de servicios. En su opinión, ante las actuales tendencias de reversión de la
globalización, es concebible que ninguna de las personas que haya leído su artículo
viva lo suficiente para ver una nueva ciudad total.