4 de junio de 2024

Los nombres shakespearianos

 

Imogen West Knights, escritora y periodista afincada en Londres, y dotada de un nombre bastante original (por no mencionar los apellidos), se pregunta si fue Shakespeare quien inventó su nombre, y esboza algunos misterios que envuelven su origen y evolución[1]. Al hilo de sus especulaciones, plantea por qué la gente se decide a dar a sus hijos o hijas el nombre de algunos personajes de Shakespeare, y no el de otros. Así, se pregunta por qué La Tempestad no dio lugar a una generación de Prósperos, mientras que hay miles de Mirandas.

Igualmente, llama la atención sobre el hecho de que el escritor inglés no otorgó un nombre a algunos personajes, que quedaron inmortalizados según su profesión (el Portero en Macbeth) o algún atributo personal (el Loco en El Rey Lear). Y, con una pregunta sin respuesta, da pie a que quienes así se llaman encuentren también su nombre en una de sus tragedias: “What’s with all the Antonios?”.

Hallar raíces shakespearianas en el nombre propio no deja de ser todo un signo de distinción, aunque no se tenga la vitola de la cuasi-exclusividad de Imogen o Innogen. Al fin y al cabo, como dice la interesada, “There’s no way ok knowing for sure whether Shakespeare intentionally changed Innogen to Imogen. Either my name is the result of Shakespeare’s imagination, or of a printer with tire eyes misreading his scrawl. Both are nice possibilities”. Quizás un día AMD se decida a rastrear el posible origen de su nombre en los textos originales del maestro de Stratford-upon-Avon.



[1] “Did Shakespeare invent my name?”, Financial Times, 1-2/junio 2024.




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