19 de mayo de 2024

El retorno de las balanzas fiscales regionales

 

Después de una trayectoria marcada por grandes dificultades técnicas y considerables controversias, que las relegaron al olvido, las balanzas fiscales vuelven ahora con fuerza. A continuación, se reseñan algunas cuestiones básicas relacionadas con este artilugio estadístico:

i.¿Qué es una balanza fiscal?: Consiste en un cálculo estadístico que pretende cuantificar, para una jurisdicción territorial determinada, el saldo resultante de los beneficios recibidos del sector público y los pagos efectuados a éste.

ii.¿A qué ámbito se refieren habitualmente?: En España, las balanzas fiscales se han estimado para las regiones, con objeto de computar la diferencia entre los gastos públicos imputables y los impuestos satisfechos.

iii.¿Tiene sentido su cálculo?: Desde un punto de vista estadístico, puede quererse conocer el efecto redistributivo del sector público en una región, pero no debe perderse de vista que son las personas, y no los territorios, quienes pagan los impuestos, y también son las personas las receptoras de las principales categorías de gasto público, como las prestaciones sociales, la sanidad o la educación.

iv.¿Es equiparable al cálculo del saldo presupuestario con la Unión Europea?: No lo es, ya que las contribuciones al presupuesto comunitario, actualmente, no corresponden a los ciudadanos, sino a cada Estado miembro.

v.¿Es fácil el cálculo de las balanzas fiscales?: En absoluto. De entrada, carece de lógica hacer un cómputo para un año concreto, cuando el juego de algunas contribuciones al sector público y de las prestaciones sociales asociadas (cotizaciones sociales y pensiones) se extiende a lo largo de un período muy prolongado, lo que también ocurre en el caso de las infraestructuras. Nos encontramos, por otra parte, con el problema de imputar geográficamente los beneficios de programas de gasto público de carácter colectivo (defensa, investigación, justicia…). A su vez, el hecho de que una buena parte de los impuestos acabe siendo soportada por personas distintas de los sujetos pasivos o de los destinatarios (incidencia económica) introduce un patente grado de dificultad, como también lo hace la existencia de déficit público.

vi.¿Se dispone de información pública para llevar a cabo las estimaciones?: El Gobierno de la Nación, a través del Instituto de Estudios Fiscales, ha presentado “la primera fase de datos para calcular las cuentas territorializadas de las Comunidades Autónomas de régimen común”. Pese a la información ya aportada, queda bastante para poder aspirar a realizar una estimación relativamente completa y rigurosa.

vii.¿Qué concluían las anteriores balanzas fiscales?: Los estudios sobre balanzas fiscales mostraban importantes discrepancias cuantitativas, aun cuando, en general, coincidían respecto al signo. Así, como sería esperable, las Comunidades con mayor nivel de renta por habitante tendían a presentar un saldo negativo (beneficios computados menores que los impuestos estimados), en tanto que ocurría lo contrario respecto a las Comunidades de menor renta.

viii.¿Cuál es la principal motivación para el cálculo de las balanzas fiscales regionales?: En el contexto actual, el retorno de las balanzas fiscales es alentado por quienes las conciben como un instrumento de respaldo de sus reivindicaciones políticas, económicas y presupuestarias. Hace años, en 2004, Ángel de la Fuente, prestigioso investigador español, manifestaba su preocupación por “la manipulación interesada de los saldos fiscales y su utilización demagógica para contribuir al fortalecimiento de una ‘conciencia nacional’ cimentada sobre el rechazo a un ‘Estado español’ que se presenta como explotador”. Después de todo lo acontecido, cabe preguntarse si son ahora realmente necesarias.  Y, si se aplica la misma lógica, ¿deberían elaborarse también para espacios territoriales o ámbitos poblacionales cada vez más reducidos?

El conocimiento detallado de los flujos económicos desde diferentes perspectivas puede tener cierto interés. Hoy día, existe información incluso de la distribución del IRPF por municipios y por barrios. Pero una cosa es disponer de una radiografía estadística, y otra bien distinta hacer una utilización sesgada de los datos. El acceso a una información desagregada, siempre que sea fiable, puede ser una referencia válida con vistas a la aplicación de los programas públicos, pero no puede olvidarse que es la perspectiva de la distribución personal la que ha de prevalecer en un Estado de derecho integrado por ciudadanos libres e iguales.

(Artículo publicado en el diario “Sur”)



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