11 de mayo de 2024

Aprendizaje hasta el último aliento

 

La versión española lleva por título “Desgarradura”, acepción quizás menos descarnada que el original (“Écartèlement”: “Descuartizamiento”), pero en esta obra el desgarramiento estructural de Cioran llega a cotas extremas.


“Examínese con cuidado cualquier acontecimiento: en el mejor de los casos, los elementos positivos y negativos que intervienen en él se equilibran; por lo general, los negativos predominan. Lo que viene a significar que hubiera sido preferible que no hubiese ocurrido”. Sirva esta declaración como simple botón de muestra.


Sin embargo, de manera absolutamente sorprendente, tal vez en un descuido intelectual, el filósofo de origen rumano parece refrendar la inclinación permanente de Sócrates por el aprendizaje: “Mientras preparaban la cicuta, Sócrates estaba aprendiendo una melodía de flauta. ‘Para que te servirá?’, le preguntan. ‘Para saber esta melodía antes de morir’. Si me atrevo a recordar una respuesta trivializada por los manuales, es porque me parece la única justificación seria de cualquier voluntad de conocer, ya se ejerza esta en el mismo umbral de la muerte o en cualquier otro momento”.




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