Informa la revista The Economist
de la aparición de dos obras con ideas fiscales deslumbrantes, sin duda
producto de un largo y profundo proceso de análisis y reflexión. Ambas están motivadas
por la preocupación existente a causa de la desigualdad económica existente y de
la acumulación de grandes sumas de riqueza por una minoría de personas muy
ricas. Y ambas propugnan una solución bastante expeditiva.
Especialmente, Ingrid Robeyns (“Limitarianism”),
quien hace un planteamiento no demasiado complicado: que el Estado prohíba que cualquier
persona acumule una riqueza superior a 10 millones de dólares (o, da igual, de
euros o de libras esterlinas).
Por su parte, Luke Hildyard (“Enough”)
propone recurrir a una vía algo más sofisticada y adaptativa a la situación de
cada país: que nadie obtenga más de los ingresos que marquen el umbral para
entrar en el top 1% de los contribuyentes.
Tras evaluar sucintamente las propuestas, en esta ocasión, el semanario británico, a diferencia de otras anteriores, evidencia una postura asaz crítica (“The fallacious case for abolishing the rich”, 30-3-2024) en la que podríamos decir que, de facto, se cuestionan los títulos (“Limitarianismless” y “Enough is not enough”).
Ahora bien, esas reticencias no deberían impedir apreciar algunos efectos colaterales no desdeñables. Las referidas contribuciones permitirían una acusada simplificación de la teoría de la imposición y, en particular, desactivarían el enfoque de las reformas fiscales.