En los últimos años, la industria
cinematográfica viene reviviendo o creando criaturas gigantescas que rompen
todos los moldes. En un proceso paralelo, los mercados bursátiles se han
convertido en salas en las que se proyectan las sombras de las colosales
corporaciones que, de forma casi inadvertida, emergen como megalodones
dominadores de un planeta donde -hace ya tiempo- el ser humano ha sido
desplazado del centro. Las cifras de capitalización bursátil de las grandes
corporaciones obligan a repetirlas para meditar si pueden ser reales o, quizás,
producto de alguna interpretación errónea de los guarismos en su traducción al
castellano. No hace mucho aquí se comentaba la pugna entre los titanes Microsoft
y Apple. Ambos dominan un ecosistema al que se incorporan nuevos especímenes.
Con una capitalización cercana ya
a los 2 billones (2.000.000.000.000) de dólares, Nvidia, que mantiene una posición
de liderazgo mundial en computación de inteligencia artificial, se encarama ya
a las primeras posiciones, después de que el valor de sus acciones se haya multiplicado
por 20 desde el año 2019 (gráfico adjunto).
¿Cómo debe interpretarse que su
ratio PER se sitúe por encima de 100 (103,70, a 23 de febrero de 2024)?