Para
la mayoría de las personas, la teoría económica de los impuestos se ve como un
terreno árido. En general, entre los estudiantes de materias económicas, se
percibe una tendencia a adentrarse en la vertiente de la práctica fiscal antes
que en los vericuetos teóricos. Pese a todo, el dominio de los fundamentos
teóricos resulta clave para la comprensión del funcionamiento de los impuestos
y para el análisis de las implicaciones de la normativa fiscal.
Un
concepto especialmente relevante en relación con el impuesto sobre la renta de
las personas físicas es el tipo de gravamen o tipo impositivo marginal. Aunque
admite distintas acepciones, la básica hace referencia a la carga fiscal que
recae sobre una cantidad de renta adicional que pueda percibir una persona.
Así, conocer el tipo de gravamen marginal permite calcular el importe neto que
retendrá un contribuyente si obtiene unos ingresos determinados.
Si
t1 es el referido tipo marginal, el importe neto o disponible (IN1)
que quedará para un contribuyente que obtiene unos ingresos brutos iguales a IB1
será: IN1= IB1– (t1 x IB1) = IB1
x (1 – t1). Asimismo, IB1 = IN1/(1 – t1).
De
manera similar, dicho tipo impositivo es esencial para saber qué ingresos son
necesarios para poder obtener una suma de dinero para hacer frente a un
desembolso.
Así,
para poder disponer de IB1, un contribuyente sujeto a un tipo
marginal igual a t2, necesitará obtener unos ingresos brutos (IB2),
de tal manera que: IB1 = IB2 x (1-t2). Así, IB2
= IB1/(1-t2).
Si
t1 y t2 coinciden, siendo iguales a t, tenemos: IB2
= [IN1/(1-t)]/(1-t).
Si
nos encontramos con que t es el tipo máximo y se sitúa en el 98%, como el que
estuvo vigente en Reino Unido[1],
¿cuánto necesitará obtener un individuo para poder pagar una intervención
médica que le deje el médico un importe neto de 1.000 euros?
Aplicando
la anterior expresión, IB2 = [(1.000/(1-0,98)]/(1-0,98) = (1.000/0,02)/0,02
= 50.000/0,02 = 2.500.000.
La
esencia de todo lo anterior puede percibirse mucho más claramente a través de
un chiste, como se recoge en el libro “Los impuestos tienen consecuencias”, de
Arthur Laffer, Brian Domitrovic y Jeanne C. Sinquefield (Deusto, 2024). El chiste
trata, en síntesis, de un hombre rico que acude a un prestigioso médico
privado, el cual le pide 50.000 libras para practicarle una intervención
quirúrgica. Horrorizado ante semejante suma, le preguntó al médico que cómo era
posible que cobrara tanto. El facultativo le respondió que, al estar sometido a
un tipo (marginal) del 98% en el IRPF, de esas 50.000 libras sólo le quedaría
una cifra neta de 1.000. A renglón seguido, el paciente le preguntó al médico
si sabía cuánto tendría que ganar él para poder disponer de 50.000 libras. Al
estar sujeto al mismo tipo de gravamen, necesitaría obtener 2,5 millones de
libras, lo que le dejaría el neto necesario de 50.000. “Ambos, al darse cuenta
del absurdo, acordaron como compensación una caja de whisky escocés premium
y así todas las cuentas quedarían saldadas”.